El calor corporal y el aliento de los aproximadamente 20 mil visitantes que admiran diariamente los frescos son, además del polvo, una grave amenaza para los frescos, que el miércoles celebran su redondo cumpleaños.
Roma. Los frescos que el genio renacentista Miguel
Ángel pintó en la Capilla Sixtina están a punto de cumplir 500 años, y según
afirma el director de los Museos Vaticanos, corren peligro.
El calor corporal y el aliento de los aproximadamente 20 mil visitantes que
admiran diariamente los frescos son, además del polvo, una grave amenaza para
los frescos, que el miércoles celebran su redondo cumpleaños.
Según Antonio Paolocci, director de los museos, el delicado estado de los
frescos más famosos del mundo hace necesaria la instalación de un nuevo filtro
en la capilla o la reducción del número de visitantes.
Anualmente, unos cinco millones de turistas pasan por la Capilla Sixtina.
Quienes visitan la Ciudad Eterna aprovechan también para ver el lugar donde son
elegidos los papas y donde Miguel Ángel dejó una de sus obras maestras.
En cuatro años (1508-1512), el artista pintó para el papa Julio II los
frescos de la bóveda y, después, el monumental mural de "El juicio final" para
la pared del altar.
Las partículas dañinas que trae consigo cada visitante amenazan el microclima
de este lugar de una herencia cultural única, dijo Paolucci al diario "La
Repubblica".
"Antes del año que viene tendría que instalarse una nueva tecnología, pues de
lo contrario habrá que pensar en soluciones drásticas que reducirán el acceso",
declaró. Según el director de los museos, el actual sistema de filtros está
sobrecargado.
La solución pasaría por mejorar la ventilación en la capilla, estabilizar la
temperatura y reducir el polvo que llevan consigo los turistas. Los frescos
fueron restaurados en los años 80. Tras su limpieza, muchos consideraron que los
colores actuales resultan demasiado estridentes.