Este martes, AMLO dijo que no participó en ese debate, el primero de la pasada campaña electoral, porque contaba con información de que medios como Televisa planeaban presentarlo como el perdedor del encuentro entre candidatos.
“Cuando decido no asistir a uno de los debates es porque tenía información de que en los medios, que unos medios ya tenían hecho un programa para salir al día siguiente acerca de que había yo perdido el debate”, acusó.
El perredista abundó que “Televisa fundamentalmente” y “los que mandan en el país, el consejo de los mandones” estaban detrás de esta estrategia.
“Siempre hay debate y posdebate y los expertos hablan de que se puede manejar el posdebate y hacer creer que ganó uno de los candidatos y perdió otro”, explicó en su conferencia de prensa matutina de este martes.
López-Dóriga, conductor y director del noticiario estelar de Televisa, negó estas acusaciones.
“La mentira que ha dicho López Obrador, de que había un complot en Televisa en donde iba a haber una mesa de intelectuales para decir que había perdido. Eso, lo digo y lo sostengo delante de López Obrador, es una mentira. Miente, miente López Obrador en esto. Eso no es verdad”, reiteró este miércoles en su programa de Radio Fórmula.
AMLO pidió derecho de réplica a través de Twitter.
“Ante lo expresado por López Doriga pido a Televisa derecho de réplica sobre el debate y su pretensión de imponer a Peña en la presidencia”, escribió haciendo referencia al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
López-Dóriga respondió por la misma red social, ofreciendo espacio... pero en Fórmula, y no en Televisa, donde lo solicitó el abanderado de la coalición PRD-PT-Movimiento Ciudadano.
“@lopezobrador_ pide réplica. Va. Lo espero mañana en @radio_formula donde dije: es mentira su historia sobre su ausencia del debate en 2006 (...) Mañana en @radio_formula abierto el espacio para contra réplica de @lopezobrador_ sobre su ausencia en el debate 2006. Allí estaré.”, insistió el periodista.
López-Dóriga opinó que esta postura de AMLO es contraria a su propuesta de “República Amorosa”.
“¿Y sus argumentos? Ni uno. Solo insultos. Ha muerto la República amorosa. ¡Qué poco les duró! Descanse en paz. Los dejo un rato.”, tuiteó.
El asunto generó tres trending topics en Twitter: "#LopezDorigaContraAMLO"; "#YoDefiendoaAMLOdeTELEVISA"; "López Dóriga", fueron de los temas más comentados este miércoles en la red social.
AMLO ha explicado que no asistió al primer debate presidencial de la elección de 2006 por una cuestión de estrategia, para evitar recibir ataques; sin embargo, analistas han señalado que esta decisión fue un error de la campaña del perredista.
Tras las críticas que había hecho anteriormente López Obrador contra Televisa, como que orquestaron una "cerrazón" y "cerco informativo" en su contra, el perredista "ofreció" su mano a López-Dóriga en una entrevista en su noticiario televisivo en noviembre pasado.
"LA MAFIA QUE NOS ROBÓ LA PRESIDENCIA"
A este propósito, López Obrador publicó en internet un fragmento su libro "La mafia que nos robó la Presidencia", publicado en 2007. A continuación, reproducimos el texto que el presidenciable subió a Twitlonger.
Toda esta guerra sucia se dio en el marco del acuerdo entre Fox, Calderón y los dueños de Televisa, precisamente, cuando se aprobó (el día 31 de marzo de 2006) en el Senado de la República y se publicó (por decisión de Fox, el 11 de abril de 2006) la nueva Ley de Radio y Televisión, que permite a las televisoras monopolizar todo el espectro de la telecomunicación en el territorio nacional. A partir de entonces Televisa prácticamente se hizo cargo de la estrategia publicitaria del PAN y transmitió sin límites todos los mensajes negativos en contra de nosotros, con el emblema de ese partido, del Consejo Coordinador Empresarial y de supuestas organizaciones civiles. También, a partir de entonces, nos exigieron pago por adelantado para transmitir nuestros mensajes; y, con el pretexto de que no estábamos al corriente, durante una semana dejaron de transmitir nuestra propaganda.
En plena guerra mediática en mi contra, el PAN promovió ante el IFE –y fue secundado por los otros partidos– la realización de un debate entre candidatos. Como sabía que tenían toda una estrategia en medios para hacerme aparecer en el postdebate como perdedor, decidí no participar. De todas maneras, mi inasistencia también fue motivo de una campaña intensa en mi contra, pero calculé que me iba a costar menos que el hecho de asistir y caer en una trampa.
Cualquier análisis serio sobre el papel de los medios y la forma como me atacaron en los meses de abril y mayo, demostraría que en la historia reciente no ha habido nada que se le parezca. En esos momentos, no sólo era “un peligro para México”, me parecía “a Hugo Chávez”, iba “a endeudar al país”, “a expropiar bienes de las clases medias”, a limitar que “sólo se tuviera un departamento, un carro y dos hijos por familia”, y otras mentiras más, sino que se difundían supuestos estudios psicológicos sobre mi persona, donde aparecía como desquiciado.
Junto con toda esta leyenda negra ampliamente difundida, desataron el clasismo y el racismo. Había quienes, con ínfulas de superioridad, contaban, entre otros chistes, que era el Whiskas (marca de un alimento para gatos) porque ocho de cada diez gatas (trabajadoras domésticas) me preferían. Además de llamarme “naco”, me criticaban porque decían que no hablaba inglés y no tenía visa para viajar al extranjero; en fin, que ni siquiera era licenciado porque no me había titulado. En lo personal, confieso que ninguno de estos ataques vulgares me afectó moralmente. Tengo suficiente fuerza interior y eso me da aplomo. Además, conozco bien la historia de los que han luchado en nuestro país en contra de los poderosos. A Hidalgo lo llamaban “demagogo”; a Morelos, “hereje”; a Juárez, “indio mugroso”; a Villa y a Zapata, “bandidos”; y a Madero, “loco espiritista”.
El 6 de junio de 2006 asistí al segundo debate. Opté por plantear con absoluta claridad las propuestas que venía sosteniendo durante la campaña. No quise aceptar ninguna estrategia que implicara perder mi autenticidad. Recuerdo que ya estando en el salón, unos minutos antes de comenzar el debate, fue a saludarme, con la hipocresía que lo caracteriza, Felipe Calderón. Le correspondí con sequedad, casi diciéndole: “Siga usted su camino”. Quizá pensaba en que me iba a confiar, como si no supiera lo falsarias que son este tipo de personas. Antes del debate entre Diego Fernández y el ingeniero Cárdenas en 1994, Diego buscó al ingeniero y se portó de manera amigable. Sin embargo, ya en el debate se le fue encima sin miramientos. Y lo mismo sucedió en esta confrontación: Calderón se dedicó a atacarme con mentiras sobre el endeudamiento y la inseguridad pública en la Ciudad de México, hasta que decidí pararlo, haciendo público que su cuñado Hildebrando Zavala había obtenido ganancias por 600 millones de pesos en el sexenio de Fox, a través de una empresa de computación que obtenía contratos en las distintas dependencias del gobierno federal. Incluso había recibido contratos de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad cuando Calderón era secretario de Energía. Además, sostuve que no sólo había obtenido ganancias millonarias, sino que no había pagado impuestos, todo lo cual probé con documentos, de manera puntual. Calderón sólo se dedicó a negar los hechos y el cuñado optó por demandarme por el supuesto delito de daño moral. Sin embargo, hace relativamente poco, el 7 de octubre de 2006, retiró en sigilo su demanda y de esto prácticamente nadie se enteró, porque la mayoría de los medios de comunicación guardaron, como en otros casos, un silencio cómplice.
ADN Político
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