La acuarela "Joueur de Cartes", de Paul Cezanne, durante una
conferencia el pasado 26 de abril en Nueva York. Reuters
Nueva York. Una acuarela de Paul Cézanne y un bodegón de Henri
Matisse superaron hoy los 19 millones de dólares en una venta realizada por
Christie's en Nueva York, informó hoy la casa de subastas, mientras se está a la
espera de la venta de una de las cuatro ediciones de El Grito de Edvard
Munch en Sotheby's.
La acuarela preparatoria Joueur de cartes (Los jugadores de
cartas), parte de la serie homónima del pintor impresionista realizada
entre 1980 y 1896, estaba valorada entre 15 y 20 millones de dólares. El
comprador permanece en el anonimato.
La obra fue redescubierta este año por los especialistas de Christie's en la
colección de la familia Eichenwald, dueña desde su compra en torno a 1935.
También la composición en óleo sobre lienzo Les Pivoines (La
peonías) de Henri Matisse superó esa cifra, vendiéndose a un comprador
europeo durante la misma subasta por 19.2 millones de dólares (14. 59 millones
de euros).
Otras famosas pinturas se pondrán a la venta hoy en la casa de subasta
Sotheby's en Nueva York. Una de las más esperadas es una de las cuatro versiones
de El grito, del noruego Edvard Munch, valuada en 80 millones de
dólares, uno de los precios más altos pagados nunca por una obra de arte.
Sin embargo, antes de producirse la subasta se produjeron duras críticas:
descendientes del coleccionista judío Hugo Simon criticaron la venta del
legendario cuadro. Rafael Cardoso, bisnieto del coleccionista, alegó en
declaraciones a la publicación alemana Die Welt que Simon se vio
obligado a vender el cuadro.
"No estamos de acuerdo con la venta", dijo el descendiente afincado en
Brasil. Su bisabuelo huyó de Alemania en la época nazi y tuvo que vender el
cuadro en el exilio por necesidad. "Creemos que es una importante ocasión moral
para corregir los errores del pasado". Cardoso, su madre y su hermano son los
únicos descendientes vivos del coleccionista, según la publicación.
Cardoso acusa al dueño actual, Petter Olsen, de querer subastar la obra pese
a la cuestión ética. Para la familia de Hugo Simon, la oferta de los abogados de
Olsen de donar 250 mil dólares a un fin benéfico tras la subasta es un signo del
origen cuestionable de la obra.
Hay cuatro ediciones de El Grito, de 1895, tres de las cuales
pertenecen al Estado noruego. El industrial Olsen es el único coleccionista
privado que tiene una edición de la obra. Su padre Thomas fue vecino de Munch
hace más de 100 años en Hvitsten, cerca de Vestby, en el sur de Noruega. El
cuadro pasó por muchas manos antes de que Thomas lo comprara en 1937.
Su hijo Petter quiere construir un museo de Munch tras la venta del cuadro.
"He vivido toda mi vida con esta obra, su fuerza y energía se hicieron aún más
fuertes con el tiempo", citó al coleccionista la casa Sotheby's. "Sin embargo ha
llegado la hora de dar al resto del mundo la oportunidad de poseer y admirar
esta ostentosa obra".
El jefe del departamento de arte moderno de Sotheby's, Simon Shaw, no pudo
prever si con la obra se superará el récord alcanzado hace dos años con la venta
de Desnudo, hojas verdes y busto de Picasso por 106.5 millones de
dólares. Se conocen ventas más caras, como el No.5 de Jackson Pollocks
por 140 millones hace cinco años, pero fueron negocios privados y no
subastas.
El grito, una de las muestras más claras del expresionismo que
simboliza el hombre moderno en un momento de angustia existencial, muestra a una
figura gritando con las mano en la cabeza en un muelle ante una luz roja en el
atardecer. En el fondo se ven paseantes y botes en el agua.
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