martes, 8 de noviembre de 2011

Víctima del cáncer, fallece Tomás Segovia

El escritor español se convirtió en un ícono del exilio español y uno de los referentes de la poesía en lengua hispana de la segunda mitad del siglo XX.

Víctima del cáncer de hígado, este lunes, falleció el escritor español Tomás Segovia.
El poeta, nacido en Valencia, España, en 1927, se convirtió en un ícono del exilio español y uno de los referentes de la poesía en lengua hispana de la segunda mitad del siglo XX.
De acuerdo con su esposa, María Luisa Capella, el escritor, quien vivió hasta los 84 años, padecía un cáncer que le mantenía en su hogar, en la Ciudad de México, en donde estuvo acompañado por su familia hasta el último momento y su cuerpo será  velado en una funeraria ubicada en la Avenida San Jerónimo.
Segovia, recibió hace unos días un homenaje, al lado del argentino Juan Gelman, como ganadores del Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval, que les fue entregado en Aguascalientes.
Estudió en Francia y Marruecos. Llegó exiliado a México, donde dio cursos en El Colegio de México y otras universidades. Fundó la publicación Presencia (1946), fue director de la Revista Mexicana de Literatura (1958-1963), formó parte de la revista Plural y colaboró en Vuelta.
Entre sus libros de poemas de tema amoroso y preocupación metafísica destacan: La luz provisional, El sol y su eco, Figura y secuencias, Contracorrientes, Poética y profética o Cartas de un jubilado.

http://www.lasillarota.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=25844:v%C3%ADctima-del-c%C3%A1ncer-fallece-tom%C3%A1s-segovia&Itemid=86

DATO CURIOSO. EN SU BLOG: http://tomassegovia2.blogspot.com/ aparece el siguiente escrito de él:


Amigos: Si leerme sin pagar es piratería, vivan los piratas. Se puede leer parte de mi obra (¡gratis, Friedman nos perdone!) picando en Google el siguiente enlace:



  • LIBROS DE T.S.
  • * * *

    RASTREOS POR MIS LINDES
    Séptimo rastreo

    «En tantos sitios no he tenido casa…»
    Yo mismo


    Tendría que aceptar que me reprochen
    Si es que puede nacer ese reproche
    Que siempre haya esperado mucho más que buscado
    El amor la alegría la dicha el cumplimiento
    Que nunca haya buscado aunque lo haya esperado
    Pertenecer a nada
    Que haya alterado yo tan poco el orden
    A pesar de haber sido tan poco resignado
    Pues siempre fue en mi vida incomparable
    Lo mucho recibido con lo poco exigido
    Nunca fui cazador de la verdad
    Sino fiel cuidador de su guarida
    Y siempre entre los muchos que poblaron mis días
    Quise tener un sitio pero cuidando siempre
    De no tener un puesto

    Tendré pues que aceptar que me reprochen
    Que aun hoy siga queriendo creer sin desdecirme
    Que es posible tener lo que no se ha tomado
    Que el verdadero don llega sin merecerlo
    Que toda gracia es gratis
    Que en el instante en que alguien
    Logra poseer algo
    En ese mismo instante lo ha perdido
    Y sólo si en verdad nada poseo
    Puede todo ser mío

    Y tendré que aceptar también que me reprochen
    Hacer mi casa y no tenerla
    Llamar mía a la casa que levanto
    Dondequiera que llego
    Y no a la que he pagado o conquistado
    Regalar mi palabra a quien la quiera
    Sin pedir más que eso que todo gesto pide
    Que toda entrega pide que toda vida pide
    Sin pedir más que amor

    Aceptar que tal vez es reprochable
    No aprender a tener una raíz segura
    Una raíz firme y dormida
    Que nunca cambia y nunca se desnuda
    No asoma nunca afuera
    A que el viento la palpe y desordene
    Una raíz sin tiempo
    Que me permitirá saber cuál es el centro
    Y no buscarlo más por las orillas
    Que me permitirá escoger mi casa
    Saber cuál es el sitio donde guardar mi bien
    Y donde quedarán al fin mis huesos

    Y sin embargo sin embargo
    Siempre supe vivir con el reproche
    Si es que puede salirme al paso ese reproche
    Y seguir avanzando mientras tanto
    Siempre supe estar fuera de los muros
    Soñar a campo raso
    Regresar a mis viejos campamentos
    Fieles a su intemperie
    Y acariciar sin añorar festines
    Su verdín amistoso

    Y supe también siempre que el reproche
    Si es que puede escucharse ese reproche
    De que nunca haya habido una casa en el mundo
    Que me haya sido dada como mía
    A nada o nadie puedo dirigirlo
    Sino acaso a mí mismo
    Y tampoco a mí mismo lo dirijo
    Aunque bien sé que ese reproche siempre
    Ha de acecharme en algún sitio.

    Agosto 2010



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