La red social, que aglutina a unos 4 millones de usuarios en México, ha cambiando la manera en que los políticos se presentan como figuras públicas ante los ciudadanos.
Pérez-Alonso, presidente de la comisión especial de Acceso Digital de San Lázaro, opina que en este momento los políticos tienen mucho miedo de generar una percepción negativa a través de Twitter. Con casi 10 mil seguidores (@rperezalonso), el diputado del Partido Verde está consciente que en el foro virtual estás abierto a la crítica 24 horas al día.
Y más le vale al político saber cómo reaccionar cuando está bajo fuego.
“Existe esa presión social y colectiva de que si no respondes—incluso si no respondes satisfactoriamente—puedes tener una avalancha de opinión negativa. Eso le da mucho miedo a los políticos, esa percepción que puede cambiar de un momento a otro, de minuto a minuto”, sintetiza.
“Si no recibes críticas es que no estás haciendo tu trabajo, no lo estás haciendo bien. En la medida en que recibes un comentario, pues es muy bueno, aunque éste sea agresivo”.
La clave para contrarrestar los insultos y mentadas, dice, está en invitar a la gente para acercarse con el funcionario público, en algunos casos, hasta reunirse con ellos de manera personal, detalla.
“Me ha pasado ya. Lo que haces es mandar un mensaje positivo a esas personas: ‘(decirle) con mucho gusto, ¿qué necesitas?’. No hay que responder agresión con agresión. Hay que responder con proposición, en vez de destrucción.
“Lo importante es que existen esos comentarios. El ciudadano tiene más acceso directo (al político) sin necesidad de citas, faramallas, antesalas o tonterías”.
En México, precisa, los políticos aún no tienen claro esta dinámica.
“Se les olvida. Es una cuestión de egos. ‘¿A mí cómo van a preguntarme eso?’ Eres una persona común y corriente, como cualquier otra. Lo único que te diferencia es que tienes un cargo público, al final eres de carne y hueso. Lo que tienes que hacer es responder como ser humano, no autómata o como si te estuvieran ofendiendo. Si te la tomas personal, ya es cuestión tuya”, agrega.
México digital
Pérez-Alonso quiere crear una ley federal de gobierno electrónico para disminuir los niveles de corrupción y acelerar los trámites que pueden realizar los ciudadanos en las ramas ejecutiva, legislativa y judicial.
La propuesta se diferencia de E-México y E-Gobierno—programas creados en el sexenio de Fox que promovieron la digitalización del país—en cuanto a mayor fuerza que tendría la iniciativa privada en este proyecto, que costaría unos 5 mil millones de dólares.
“(E-México) no fue exitoso porque el gobierno no puede hacer todas las tareas de esta naturaleza. Se lo dieron a muchas secretarías y se diluyó. El mercado tiene que jugar un papel mucho más importante para poder llegar a las comunidades más remotas”, mantiene el diputado federal.
El costo del proyecto, subraya, se justificaría por los beneficios inmediatos que la nueva digitalización del país traería en términos laborales, de gobernabilidad y de eficiencia para el mercado de las telecomunicaciones.
Por cada 10% de aumento en la penetración de banda ancha de un país en desarrollo como México, el PIB aumenta entre 1 y 3 por ciento, cita Pérez-Alonso a partir un informe de este año de la OCDE.
“El dinero lo hay, tan es así que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes recibió este año más de 3 mil 500 millones de pesos para sus sistema de E-Mexico, y la Secretaría de Educación Pública recibió más de 4 mil millones de pesos. Es cuestión de voluntad”.
“¿Por qué no pensar en la creación de un ministerio de tecnología de la información como lo hace Colombia?”.
Basura electrónica
La definición de lo que es un “residuo electrónico” (televisiones, telefonos, computaodras, etc.) acaba de ser aprobado este martes en un dictamen de reforma de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos impulsado por el legislador del PVEM.
México desecha unas 300 mil toneladas cada año de este tipo de basura, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología.
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