lunes, 3 de octubre de 2011

Radiografía del horror



FOTO: ESPECIAL
Este es el tiradero Las Negritas, en donde se han encontrado más de 4 mil huesos humanos. El basurero fue transformado en una fosa clandestina, y cada día los peritos descubren otros 200 fragmentos.

Apro/Verónica Espinosa
NOTA PUBLICADA: 3/10/2011

Calera, Zacatecas.- Antes de llegar a Río Frío, la carretera que sale de la cabecera municipal marca un camino de terracería que termina en el predio Las Negritas, un relleno sanitario convertido hoy en un inmenso crematorio clandestino para las víctimas de la guerra emprendida por el Gobierno federal contra el narco.
 
Ahí la humareda es permanente; ahí también se localizó la primera narcofosa similar a las de San Fernando y Durango, con miles de minúsculos fragmentos de huesos humanos de las víctimas de los sicarios que merodean por los territorios en disputa.

Un grupo de arqueólogos y peritos de la Procuraduría General de Justicia del estado y alumnos de Criminología de la Universidad Autónoma de Durango (campus Zacatecas) llevan dos meses intentando reconstruir el escenario para determinar cómo fue la matanza en el predio Las Negritas.
Aquí, dicen, no entraron retroexcavadoras ni palas como en San Fernando y Durango. ¿La razón?: Cientos, miles de pequeños fragmentos de osamentas humanas enterrados y semienterrados en medio de montones de huesos de mango, cáscaras de fruta y otros desechos tienen el color y el olor de la ceniza. Están calcinados.

No se sabe desde cuándo; tampoco se dice quiénes los ejecutaron. Aunque no hay que adivinar mucho, pues alrededor del lugar se encontraron cientos de casquillos y balas.
No hay más sombra que la de algunos huizaches y nopaleras en los alrededores; también una derruida construcción de adobe sin techo desde donde policías ministeriales vigilan las labores forenses. Lo hacen sólo durante el día porque de noche, como ocurre en diversos puntos, Zacatecas es de nadie.

La entidad está vulnerada por la incapacidad del Gobierno que encabeza el priísta Miguel Alonso Reyes cuyo Gabinete de seguridad se encuentra en crisis y sus policías son insuficientes o carecen de certificación y endeudado por la construcción de tres bases del Ejército que, como cuota mínima, debe pagar para la salvaguarda de los zacatecanos.

La más grande de las bases se levanta ya en Fresnillo ocupa el doble de superficie que la Zona Militar de Guadalupe. El 6 de septiembre, cuando colocó la primera piedra en Fresnillo, Alonso Reyes anunció que su gobierno destinará 600 millones de pesos a las tres sedes.

Los grupos que se disputan el territorio –Los Zetas y los cárteles Unidos y del Golfo se desplazan en caravanas de lujosos vehículos por las carreteras del sur del estado, por Fresnillo, por Villanueva, por Mazapil.
Cenizas de muerte

Entre los cerros de cenizas humeantes del predio Las Negritas, los arqueólogos hallaron el fragmento de una vértebra que, según las pruebas de genética de los peritos de la Procuraduría estatal, perteneció a Ernesto Cordero Anguiano, uno de los cazadores originarios de León cuyas desapariciones fueron denunciadas ante una delegación de la Organización de las Naciones Unidas que visitó el País en marzo pasado.

Por el hallazgo, se presume que ocho de los 10 cazadores que en diciembre de 2010 viajaron a practicar la cinegética en la Sierra de Morones, al suroeste de Zacatecas, fueron ultimados en ese lugar. El día 6 habían sido capturados por preventivos del municipio El Plateado de Joaquín Amaro, quienes los entregaron a un grupo armado en una gasolinera de la capital, según el procurador Arturo Nahle García.

Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aseguran que Antonio Martínez Olivares, oriundo de Jalisco y uno de los dos cazadores que lograron escapar el otro fue un menor, los llevó a Las Negritas el 6 de julio último.

Así fue como salió a la luz lo que ocurrió en el tiradero, ubicado a cinco kilómetros de la cabecera de Calera. Hoy, los lugareños aún tiran ahí sus bolsas y cajas de basura, como constató Proceso el pasado 28 de septiembre.

Es un basurero. Los vecinos aseguran que por ahí llegaron a ver gente armada y también soldados. Antonio Martínez dice que de ahí corrió cuando los estaban torturando (a los cazadores) y se escondió tras unos matorrales. Desde ahí escuchó las ráfagas de disparos, asegura el Procurador.
A principios de agosto, los peritos de la Procuraduría comenzaron sus pesquisas de campo que, dicen, no saben cuándo terminarán.

Hasta agosto pasado, la fábrica Jugos del Valle, cuyas oficinas se encuentran en Calera, arrojaban sus desechos en ese depósito. Dejó de hacerlo cuando llegaron los peritos forenses.
El tiradero ocupa una hectárea y tiene una rampa de varios niveles en los que se acumulaban basura, desechos y, ahora se sabe, osamentas humanas.

Al principio, la Procuraduría pidió ayuda a la Unidad de Antropología de la Universidad Autónoma de Zacatecas, luego al personal de Criminología del Campus Zacatecas de la Universidad Autónoma de Durango para el diseño y aplicación de un proyecto de excavación. El procurador Nahle asegura que se han encontrado miles de fracciones óseas en ese lugar.

¿Se sabe cuándo comenzaron a ser arrojados y quemados?

No se ha podido determinar la antigüedad de los restos. El 99% están calcinados; además, la flora y la fauna han contribuido al deterioro de los restos.

Los trabajos forenses son coordinados por Antonio Muñoz Quintero, director de Servicios Periciales de la Procuraduría, quien asegura a la reportera que esta es una experiencia inédita en Zacatecas:
Es una especie de excavación que hacía las veces de relleno. Eso generó muchos problemas. La gran cantidad de desechos que estaban por encima, sedimentando los restos. Hicimos un rastreo para delimitar el terreno, que se dividió en cuadrantes para ubicar los sitios donde se encuentra cada pieza.
Muñoz Quintero comenta que aquí no se quiso caer en errores como en San Fernando o Durango, donde por la premura, o por lo inédito del fenómeno, no se entendió que este es un peritaje fino. Lo de menos hubiera sido meter una excavadora o gente con picos y palas para escarbar.

El predio se dividió en cuadrantes de cinco metros cuadrados. Hoy, los trabajos se concentran en el cuadrante 34 oeste. Cada día, dice, se encuentran alrededor de 200 minúsculos fragmentos en promedio. Una vez localizados son cepillados y se separan para embalarlos en bolsas de seguridad selladas; luego son trasladados a las instalaciones de medicina legal y de ahí a las de genética forense para su análisis.

Vértebras, partes de fémur, de cráneos, de costillas, de omóplatos, dientes, que son las piezas humanas que más soportan el calor, son de suma utilidad para la identificación morfológica y genética, explica Muñoz Quintero.

Hasta ahora, dice, se han analizado 3 mil de los 4 mil minúsculos fragmentos y eso que sólo se ha excavado alrededor de una tercera parte del predio. Y aclara que la identificación se complica porque los restos estuvieron sometidos un largo tiempo al fuego directo.
¿Está confirmado que son humanos?
–Completamente.
Violencia desbordada

En 2002, el relleno sanitario de Las Negritas fue clausurado, pero dos años después fue reabierto. Hoy, los fragmentos calcinados confirman que ese relleno se utilizó para la cremación de personas.
Aquí también hemos encontrado cientos de casquillos de bala y proyectiles de pequeño y grueso calibre, elementos que indican que hubo una inhumación; también cadenitas, dijes, anillos, botones, cremalleras, ropa, monedas, dice Muñoz Quintero.

Y se pregunta: ¿Quién iba a pensar que íbamos a tener un caso de este tipo en Zacatecas? Creo que nadie.?Cuando me preguntan qué es lo más feo que he visto. Yo respondo: primero defínanme qué es lo feo.

Además de su labor en Las Negritas, los peritos de la Procuraduría tienen que auscultar los cuerpos de los muertos en los enfrentamientos que ocurren en todos los puntos cardinales del estado.


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