Las hermanas se encuentran. El Museo del Prado de Madrid
informó del descubrimiento de una réplica de la Mona Lisa, de Leonardo da
Vinci, pintada por uno de los alumnos del artista renacentista
MADRID, 2 de febrero.- Durante años colgó de las paredes del Museo del Prado sin que los visitantes le otorgaran gran valor, más allá de algunos curiosos que preguntaban por “la Mona Lisa” española.
Ahora, el lienzo catalogado hasta el momento en la escuela flamenca cobra importancia. El Prado ha descubierto que es una Gioconda gemela de la de Leonardo da Vinci, pintada por un discípulo en su taller florentino mientras él realizaba la suya.
“Invita a mirar con unos ojos completamente distintos la obra original”, aseguró delante del lienzo, en proceso de restauración, el jefe del departamento de pintura italiana del Museo del Prado, Miguel Falomir.
El autor de la obra gemela de la joya del Louvre es, casi con toda certeza, Francesco Melzi, un artista milanés que se convirtió en uno de los discípulos preferidos de Da Vinci, para el que trabajó como ayudante.
Los expertos confían en poder conocer en mayor profundidad la verdadera Gioconda (1503-1506) porque su réplica está en un estado de conservación mucho mejor, presenta una mayor nitidez y permite apreciar elementos, como la cenefa del escote de la modelo o los pliegues en su atuendo, que en la obra de Da Vinci apenas ya se intuyen. Una curiosidad de la tela: Melzi pintó a la dama con unas cejas que no aparecen en el retrato del maestro.
De la Gioconda existen muchas copias, pero hasta ahora nunca se ha certificado que alguna de ellas saliera del taller florentino del pintor renacentista. Y mucho menos que a alguna de ellas se pintara a la par que la Mona Lisa de verdad.
¿Cómo nadie se dio cuenta de que esa imagen salió del mismo taller de Leonardo, al mismo tiempo que la que pintó el maestro?
Una de las causas es que el fondo sobre el que aparecía la modelo era oscuro, al contrario del verde de los paisajes italianos de la Gioconda; otra es que la madera sobre la que estaba hecho era de roble, como las que usaban los flamencos, y no del nogal que utilizaban los artistas florentinos.
Pero un estudio del lienzo iniciado hace dos años por el Prado, de cara a una exhibición en el Louvre, mostró que el oscurísimo fondo había sido añadido dos siglos después de la realización de la obra y debajo de él había un paisaje luminoso similar al de la Mona Lisa original. Y la madera no era roble, sino nogal.
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