Con pancartas, mantas, disfraces o acompañadas de sus mascotas, miles de personas marcharon este sábado en la Ciudad de México bajo la consigna “aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto presidente no va a ser” y expresar su rechazo al candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al grito de “¡Fuera Peña Nieto!”.
La concentración inició en el Zócalo de la capital mexicana, donde a las 12:30 (hora local) sumaban apenas entre 5 mil y 6 mil ciudadanos listos para marchar, pero que tras tres horas de manifestación, fueron más de 46,000, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.
“Esta marcha es para decirle al PRI que tenemos memoria”, dijo Jorge Luis Ángeles, uno de los asistentes que ve en el partido que gobernó México durante 71 años y a su candidato, Enrique Peña Nieto, como símbolos de “corrupción” y “autoritarismo”.
En esta manifestación contra el candidato puntero en las encuestas, al menos 300 personas lucieron camisetas con una frase del escritor Carlos Fuentes, recientemente fallecido: “No quiero ni pensar que Peña Nieto pueda llegar a la Presidencia… no está preparado para ser Presidente”.
Las repartió, junto con cientos de pancartas que mostraban a Peña Nieto caricaturizado con la imagen del muñeco de Disney, Pinocho, la organización Claridad y Participación Ciudadana A.C. que tiene su sede en Chihuahua y se define como un organismo ciudadano “sin fines lucrativos, libre de influencia gubernamental, partidista o religiosa”.
"¿Cuánto invirtieron en las camisetas y en la propaganda?”, se les preguntó. “Venimos de Televisa, ellos nos mandaron”, respondieron.
Los manifestantes se formaron por una camiseta porque, dijeron, era importante llevar el mensaje contra Peña Nieto y hacerlo más visible: “Estoy cansada de que la gente no se dé cuenta de lo que pasa en el país, esta marcha es para que la gente se informe, que no crea que el PRI ya está de vuelta, porque el pueblo no es lo que quiere”, dijo Mariana, estudiante de comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Organizado a través de las redes sociales, donde se difundió con el hashtag #MarchaAntiEPN, el movimiento llamaba a los ciudadanos a vestir de negro, a no mostrar ni gritar distintivos partidistas, a caminar por un carril vial para no obstruir el paso de vehículos y a marchar pacíficamente.
Salvo el último punto, los demás se cumplieron a medias: los manifestantes vistieron de varios colores; miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) gritaron consignas a favor del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, y la marcha ocupó durante unas tres horas algunas de las principales avenidas del centro de la capital.
La vanguardia de la manifestación llegó a las 13:30 a la columna del Ángel de la Independencia, donde más tarde estudiantes de universidades públicas y privadas, artistas y jóvenes que se definieron como ninis, porque ni estudian ni trabajan, brincaron y corearon: “¡Aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto presidente no va a ser” y “Enrique entiende, el pueblo no te quiere”.
Poco a poco, la gente fue congregándose en torno al monumento sobre Paseo de la Reforma, entonaron el Himno Nacional y pedían un “México libre de PRI”.
“¡Esta es la encuesta, esta es la encuesta!”, fue uno de los gritos que más se escucharon en la manifestación, en rechazo a las mediciones que ubican a Peña Nieto a la cabeza de las preferencias electorales, hasta 20 puntos por encima de sus adversarios.
Consignas contra la “manipulación mediática”, la “censura” y el “control de los medios de comunicación”, y gritos de apoyo a la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Iberoamericana (UIA), donde Peña Nieto fue abucheado el 11 de mayo, se unieron en una sola voz entre los miles de manifestantes que caminaron por tres horas por la capital del país.
“¡Sin violencia, sin violencia!”, gritaron algunos manifestantes en los momentos de tensión, como cuando un hombre de 56 años que se definió como “muy priista y muy orgulloso” afirmó que el problema del país “no es Peña Nieto, si no los jóvenes flojos (que) no quieren estudiar y sólo saben gritar”, lo que generó molestia entre algunos asistentes. Tras algunos jaloneos, el llamado a la calma imperó y la marcha continuó.
"Mis sueños no caben en tus urnas”, “Peña Nieto, México no te quiere” y “Estamos hasta el copete de tus promesas” se leía en algunas de las pancartas que llevaban los manifestantes.
Otras mantas le reclamaban su relación con el expresidentes Carlos Salinas de Gortari o con la dirigente sindical Elba Esther Gordillo. También, los abusos policiales en la localidad de San Salvador Atenco, en mayo de 2006, cuando era gobernador del Estado de México.
Mientras vendedores ambulantes ofrecían agua o sombreros para contrarrestar el calor de la tarde, el resto del contingente llegaba a la columna del Ángel. Ahí, continuaban los gritos de “¡Fuera Peña Nieto!”.
Músicos, escultores, “creadores de ideas”, marcharon para “concientizar a un pueblo, que no puede permitir el regreso del PRI”, el partido que gobernó México durante 70 años, hasta que perdió en el 2000 en las urnas frente al Partido Acción Nacional y doce años después intenta recuperar el poder con Enrique Peña Nieto como abanderado.
Pero no todo fue entre jóvenes. Lucila Domínguez de 48 años llegó con su mamá, 30 años mayor. Caminaron desde el Zócalo hasta El Ángel “porque el país debe cambiar, por el bien de México. El saqueo y la corrupción fue de 70 años con el PRI, es un retroceso votar por Peña. Nosotras ya hicimos nuestra vida, pero hay que apoyar a las generaciones futuras y con el PRI no va a ser”, dijeron entre jadeos tras haber andado más de 40 minutos bajo el sol.
Entre consignas, letreros y brincos, la gente comenzó a dispersarse tres horas y media después de la cita para marchar contra un candidato, la primera manifestación de este tipo en la historia de México. Luego de cantar el himno nacional y de reiterar su mensaje contra el candidato del PRI: “¡Fuera Peña Nieto!”, las calles de la capital del país regresaron a la calma, a 42 días de la elección para elegir al próximo presidente.
Por Tania L. Montalvo y Mauricio Torres
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