jueves, 12 de julio de 2012

Peña Nieto coquetea con la Casa Blanca

 



Para saber cuál será el futuro que le espera a México después de que el triunfador de las elecciones del pasado primero de julio, el priísta Enrique Peña Nieto, asuma la Presidencia de la República el próximo primero de diciembre, habrá que darle un seguimiento puntual a la postura que asuma el mexiquense frente a las presiones que ya ha estado resintiendo de parte de Washington para que amolde su futuro ejercicio político a los intereses del poderoso vecino del norte, en el marco de una relación bilateral que a lo largo de nuestra historia patria ha arrojado más saldos negativos que positivos para los mexicanos.

Ya que aunque suene a verdad de perogrullo el gobierno norteamericano, como los banqueros, no tiene amigos sino intereses.

 De entrada, por lo que se ha visto en las últimas semanas, deja mucho que desear el comentario que hizo Peña Nieto recientemente a The New York Times respecto a que gobernará con realismo pragmático y con una estrategia basada en países que se encuentran en desarrollo como India, China y Brasil. También explicó que el “objetivo de mi generación no es ideológico o clientelar sino liberar a los mexicanos de la pobreza”.

Suena interesante, atractivo, que busque elevar los niveles de bienestar de los 52 millones de pobres que viven en México, herencia de doce años de gobiernos panistas. Pero es de preocupar que maneje un lenguaje dirigido a cautivar a los grandes y voraces inversionistas foráneos.

El hecho de que exponga que el objetivo de su generación no es •”ideológico” seguramente que debe haber desconcertado a no pocos priístas, porque ello implicaría, para empezar, que los dirigentes de este partido, ante tal comentario, requieren reflexionar muy seriamente en la imperiosa necesidad de desaparecer la denominada Comisión Nacional de Ideología, en tanto que en el próximo sexenio dicha instancia partidista no tendrá mayor importancia.

Pero eso es lo de menos, en donde hay que poner mayor atención es, en todo caso, lo que significa que el próximo presidente de México exponga en un diario norteamericano que pertenece a una generación que le importa un cacahuate la ideología. Porque al final de cuentas, lo que está diciendo, es que a la hora de gobernar no tomará en cuenta las lecciones que nos ha dado a los mexicanos la historia patria.

Ese comentario debe haber puesto a los empresarios y políticos norteamericanos inmensamente felices, porque por fin arribará al gobierno de México un político que sin haber estudiado en una institución educativa estadounidense, como por ejemplo, Harvard, cuenta con una visión económica y política “muy moderna” que durante su mandato orgullosamente “pragmático” excluirá de su agenda y de conciencia términos como “patria” o soberanía” en tanto que representan un obstáculo para el “desarrollo económico globalizado”.

Da la impresión, ojalá que la apreciación sea equívoca, que Peña Nieto pudiera ser aquel personaje con el que los políticos y empresarios norteamericanos durante muchos años han soñado para que los mexicanos se “liberen” de todos aquellos “perjuicios” que han impedido que los capitales norteamericanos se apoderen del subsuelo nacional, como ya lo hicieron en 1847, con la mitad del territorio mexicano en 1847.

Carlos Blanco
Publicado el Jueves 12 de Julio de 2012
EL ARSENAL


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