sábado, 10 de diciembre de 2011

'Huele a amor': AMLO completa el rito de su registro


#AMLOVE
 
 López Obrador completó su registro como precandidato presidencial del PRD, PT y Movimiento Ciudadano. Foto Notimex.

Sin duda, Andrés Manuel López Obrador ha cambiado.
En el lujoso hotel Hilton México City del Centro Histórico capitalino se realizó su registro como precandidato presidencial del PRD. Por unas horas dejó el baño de pueblo.

Reunidos en el salón Don Diego, más de 300 dirigentes: diputados, senadores, diputados de la Asamblea Legislativa, dirigentes de las principales corrientes del partido, salvo la notoria ausencia de "Los Chuchos".
Claro, no podía faltar el músculo lopezobradorista: Morena, cuyos dirigentes Octavio Romero Oropeza y Ricardo Monreal se encontraban en primera fila, observando con beneplácito el evento. En, fin toda la plana mayor perredista arropando al tabasqueño en el inicio de su segundo intento por llegar a Los Pinos.

A las 10:14 horas, en el lobby de este lugar estaban Dolores Padierna y Jesús Zambrano, secretaria general y dirigente nacional del PRD, quienes en amena charla esperaban en la puerta del hotel el arribo del tabasqueño.

Un minuto después llegó Andrés Manuel López Obrador y subieron los tres juntos, acompañados por una enorme nube de reporteros, al salón donde los invitados distinguidos del partido esperaban con ansia su llegada.

Nada de masas ni contingentes, sólo miembros selectos del partido fueron convocados a este evento. 
Los senadores María Rojo y Antonio Mejía Haro, diputados como Agustín Guerrero y Leticia Quezada, aplaudieron con mucha efusividad cuando López Obrador entró al elegante salón y subió al templete que estaba adornado con girasoles.

“Obrador, Obrador”, resonaba en todo el salón. Una pantalla gigante puesta a la derecha del templete mostraba la confianza en las caras de Dolores Padierna y de algunos miembros de la Comisión Política (órgano de planeación y de decisión del partido) como Gilberto Ensástiga, Alejandro Sánchez Camacho, Héctor Serrano y Enrique Romero Aquino.

Las corbatas color amarillo predominaban en el lugar. Hasta Mario Delgado, aspirante a la Jefatura de Gobierno del DF, no dejaba de aplaudir y de placearse por el lugar en compañía de su fotógrafo.
Mientras tanto, sentado al lado de Padierna, el único integrante de Los Chuchos presente, el dirigente nacional Jesús Zambrano mostraba un semblante serio.

En el amplio salón Don Diego, se leía en enormes mantas “Honestidad, cambio verdadero está por venir”.
A las 10:30, el tabasqueño, vestido con traje negro y corbata color amarillo, estampaba su firma ante la Comisión Nacional Electoral, cuyos miembros tenían una mesa para el acto al lado del templete. Al recibir su constancia como precandidato presidencial, la euforia se desató: “Obrador, Obrador”.

Tras los discursos de Zambrano y del ya precandidato presidencial, los gritos fueron efusivos: "Sí se puede, sí se puede”.

Los reporteros, desesperados, corrían para pescar una declaración de López Obrador. Los asistentes no dejaban de gritar: “Ya estamos listos, señor presidente”, no dejaban de repetir algunos integrantes de Morena.

Terminado el acto, los perredistas esperaban al valet parking para abordar sus automóviles, que envidiaría tener la clase media.

Del amarillo al naranja
Lo primero que hizo Andrés Manuel López Obrador al terminar la ceremonia de registro de su precandidatura presidencial del PRD, fue quitarse su corbata color amarilla, enrollarla y ponerse una color naranja, para ir a concretar el mismo trámite en las instalaciones del partido Movimiento Ciudadano (antes Convergencia).

En el sur de la Ciudad de México, al tabasqueño ya lo esperaban centenas de personas que venían o fueron traídas en al menos 10 autobuses desde el Estado de México y Veracruz, principalmente. Cuatro jóvenes vestidos tipo reggae no dejaban de tocar sus tambores para animar a la concurrencia lopezobradorista.

En la calle Nueva York, donde se ubican las instalaciones del "partido naranja", huestes de Chalco, Coyotepec y Nezahualcóyotl -entre otros municipios-, ondeaban banderas y preparaban sus celulares “para sacarle la foto” al político tabasqueño, quien fue besado por señoras en su caminar hacia la sede partidista.
“Es un honor estar con Obrador”, es el grito de guerra que repite sin cesar esta marea humana. López Obrador se muestra contento, es su ámbito natural. La sede del partido Movimiento Ciudadano (MC) es insuficiente para todas las personas que no dejan de gritar.

Aunque algunos integrantes del músculo electoral de este partido no sabían el motivo del mitin o poco les interesaba, como el caso de doña María Herrera de 74 años de edad, quien desde las 10:30 de la mañana fue traída desde Coyotepec. Sentada y con un rostro apacible, sin mostrar interés en el discurso que ofrecía el ya precandidato presidencial, la señora dice que se encuentra presente porque la llevaron, "andaban invitando gente y me pegue”, dijo.

En cambio, la dirigencia de este partido se mostraba eufórica con la presencia del presidenciable de la izquierda.

Dante Delgado, creador de este partido, no podía ocultar su alegría. Ante el tumulto producido, el también estratega del lopezobradorismo no dejaba de lanzar alabanzas al tabasqueño.

“Va a ser un presidente que conoce el país, está comprometido con la reactivación económica, para hacer justicia a los grupos vulnerables, y sobre todo que quiere un código moral que permita que fortalecer los valores de la sociedad nacional”, afirmó.

Luis Walton, dirigente nacional de MC, no se podía quedar atrás.

"En Movimiento Ciudadano estamos convencidos de que Andrés Manuel López Obrador representa la esperanza y la posibilidad de materializar la gran transformación que demanda México”, declaró.

Terminado el acto, López Obrador volvió a recorrer esa marea humana que lo aclamaba. “Obrador, Obrador”: de nuevo el grito de guerra. Sin perder la sonrisa, el tabasqueño recorrió el trayecto hacia su automóvil color blanco, que fue rodeado por sus simpatizantes para saludarlo.

Un militante del Movimiento Ciudadano dijo en forma de broma, señalando su mano derecha, “ve, huele a amor, pues me saludó”, por aquello del nuevo discurso de la “República Amorosa”.

Ya dentro de su automóvil, se enfiló hacia las instalaciones del Partido del Trabajo, donde volvería a repetir el rito.

“Con la corbata roja, voy a estar con los compañeros del Partido del Trabajo”, admitió López Obrador.
 
Por Óscar Machado  @ADNPolitico


 

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