lunes, 6 de febrero de 2012

El PAN no es más que un priismo azul y la izquierda está vendida: Solalinde

Asegura el sacerdote defensor de los indígenas que el PAN no gana ni trayendo al Papa, el PRI no tiene nada que ofrecer, y la izquierda está vendida

Recostado en la sucia pared de una vivienda en un pueblo perdido de la Mixteca de Oaxaca, de esos que no aparecen ni en los mapas, sólo en las estadísticas de alta marginación, el cura repliega las piernas a su cuerpo y los codos sobre las rodillas. Solo, ante un Cristo martirizado en una repisa de madera frente a él, cuestiona su presencia en un reino donde las diferencias entre hermanos de raza se defienden con ráfagas de plomo.

Como en una epifanía, el nazareno cobra vida y le responde furioso.

- Y entonces, para qué te mandé, pendejo.

Las palabras lo sacan de su letargo. Se levanta. Toma valor y cruza aquellas tierras en busca del cuerpo de un joven catecista asesinado. Las balas dan tregua a su trayecto, entonces comprende que su vida está medida al capricho del supremo, no a él.

Al menos así narra el clérigo el episodio espiritual que le cambió la vida. De esa experiencia han pasado más de 20 años, pero los riesgos persiguen en cada paso a Alejandro Solalinde, coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana del Episcopado Mexicano en el sureste y responsable del albergue de migrantes en Ciudad Ixtepec, Oaxaca “Hermanos en el camino”.

Dentro de un mes cumplirá 67 años. No aparenta la edad que su calendario biológico marca, aunque el dorso de la mano lo delata. A veces contradice su signo zodiacal, Piscis, respondiendo instintivamente ante las injusticias con terquedad. Contestatario y crítico del Estado mexicano y la iglesia católica, aún le mueve la fe de un cambio en ambas instituciones.

Solalinde es un cura toluqueño que dejó la carrera de Arquitectura en la UNAM para ser misionero. En los casi 40 años de servicio, pasó de ser todo un “Padre Amaro” a defensor de migrantes centroamericanos, de pintor a enemigo número uno de los traficantes de personas en el sur de México. Amigos, cientos. Enemigos, los ofendidos con su trabajo. Custodiado día y noche. No se ve dentro de dos años, asegura que sus días están contados. Lo quieren muerto.

Un logro estar vivo

Su delgada figura arropada con la pulcra vestimenta blanca se acomoda en la silla de plástico en una diminuta lonchería de Ixtaltepec, Oaxaca (población del Istmo de Tehuantepec, en el sur de México). No porta joyas, sólo un viejo reloj negro y un crucifijo de madera aferrada a un cordón de hilo. Se quita la gorra de manera solemne y pide café. Su apacible voz dibuja sin querer su paciencia, desgranando las palabras al compás de las manos.

- ¿Cuál es el balance en materia migratoria después de un año?

-Como resultado de un trabajo incansable de todos, incluyendo los legisladores, tenemos una nueva ley de migración. Esperamos que sea un reglamento que el ejecutivo no traicione. También se avanzó un poquito en la conciencia de la gente, en la respuesta de las instituciones, creció muchísimo la solidaridad nacional e internacional. Hubo un interés muy grande de parte de Europa, Centroamérica despertó.

Aún tenemos la exigencia de la desaparición del Instituto Nacional de Migración (INM), pues es obsoleta, pedimos su transformación en Subsecretaría. Que el Grupo Beta sea autónomo, que no realice acciones de seguridad, porque con una mano da alimento y con la otra realiza servicio de información.

-¿Y su logro personal?

-Estar vivo, no lo esperaba.
Es mi último año en la pastoral, pero seguiré luchando por los migrantes, pero si el obispo me pide que me mueva, lo hago, obedezco. Voy a cumplir 40 años de sacerdote, por lo que estaría bien retirarme a un convento a pasar los últimos días de mi vida, pero mi conciencia estaría intranquila, no viviría en paz. Yo nací para esto, para las adversidades. Lo que venga, aún la propia vida, gustoso la voy a dar.

-Lo acusan, lo persiguen, lo retienen, ¿cuál es la lectura?
-Desde hace más de 20 años lucho contra caciques priistas y narcotraficantes. No es nuevo. En relación a mi retención a finales de diciembre en Santiago Tutla ( población perteneciente al municipio oaxaqueño San Juan Mazatlán), sólo puedo expresar pena porque en Oaxaca existen caciques como José Raymundo, compadre de Ulises Ruiz, que azuza a la población a violentar el estado de derecho cuando se le cuestiona.

El señor tiene su rancho a lado del ex gobernador, no es casualidad que los haya dotado con armas de alto poder. El Ejército y el gobernador tienen que entrarle. No pueden soslayar la presencia de grupos armados con careta de policía municipal, utilizando el escudo de usos y costumbres para establecer retenes, violentando con esto la libertad de los hermanos mixes.

Ni con el Papa ganan

-¿Qué espera Solalinde de los partidos políticos en este año electoral?

-Espero muy poco.
Si es el PRI, con qué va cambiar el país, si no hay valores. No tiene nada que ofrecer. Me preocupa mucho el candidato, porque leyó parte de la Biblia en su juventud, como algo de adolescencia. Un católico que no se alimenta de la palabra de Dios y del evangelio con qué sustento va gobernar. Me preocupa este sistema de caciques, la peor cara del priismo lo he visto en Oaxaca, aunque hay priistas con alto nivel ético. Son los mismos, sólo cambiaron el maquillaje.

Del PAN digo que es el principal traidor del espíritu de Jesucristo. El PAN tiene una plataforma ideológica de lucha, de ética y valores cristianos desde hace año, pero qué pasó, llegó al poder y cambió. Ahora no es más que un priismo azul. Todos los ideales de sus fundadores se fueron a la basura.

El PAN ha sido una decepción y el pueblo lo sabe. Ni trayendo al Papa a Guanajuato va ganar el PAN. La gente no es tonta.

De la izquierda afirmo que está vendida, que perdió ideales y se volvió medio priista, un priismo amarillo, traicionó la lucha que hizo mucha gente noble. A AMLO no lo conozco, sólo he intercambiado saludos con él. A AMLO le reconozco que lo sigue mucha gente aún, pero no sé hasta dónde es capaz de servir al pueblo.

En general puedo decir que la gente está decepcionada y herida. No espero gran cosa. De quien sí puedo esperar mucho es de la sociedad civil, pero sobretodo de las mujeres y los jóvenes, en manos de ellos está salvar este país, si no hacen nada no auguro nada bueno para México.

-¿Y del próximo gobierno?

-No podemos esperar nada, pero vamos a ir con todo para luchar, no hay concesión en cuestión de derechos humanos. Si de verdad son estadistas tendrán que reconstruir las relaciones con nuestros hermanos del sur, Centroamérica. Pienso que llegó el tiempo de América, el cambio viene del sur, aunque la discriminación y las agresiones vengan del norte. Los gobiernos del sur están reivindicando su dignidad.

Soy un factor inesperado

-¿Cumple el Estado con las recomendaciones de protección a su persona?

-En parte. Lo vi en diciembre cuando me retuvieron en Tutla, un cacique pudo más que las medidas cautelares. Si el cacique dijera – vamos a matarlo-, me mataban. Todas las medidas cautelares no sirvieron. Solicitamos un teléfono satelital, porque siempre estamos en lugares sin señal, me lo negaron, me dieron un telefonito para llamadas convencionales, ni saliendo del país sirve.
Traigo guardias no porque crea que de verdad cuidarán mi vida, no, en cualquier momento me matarán. Tampoco por miedo, no temo morir. Acepté la seguridad por respeto a la comunidad nacional e internacional que lucha porque siga vivo. No quiero quitarle la responsabilidad al Estado. Si me pasa algo será siempre su responsabilidad.

-El padre Solalinde es incómodo para el Estado y la iglesia…
-No sé si soy incómodo. Soy un discípulo de Jesús que no es indiferente al daño del otro. Cuestiono a la iglesia porque ella misma me enseñó a ser autocrítico, nunca me callo. Para la iglesia católica soy un factor inesperado. Lo altos jerarcas ven desde arriba, desde la posición histórica que les tocó, los misioneros vemos desde abajo, tenemos otra perspectiva de las cosas, por eso no me callo ante las injusticias.

-¿Qué pasiones mueven a Solalinde?

-La vida misma y la libertad. No soy vegetariano, no fumo, no bebo, no sigo cierta moda, no tengo propiedades para no esclavizarme. Soy un hombre enamorado de Dios, no como dogma, sino como personas cercanas. Tengo un gran amor hacia los seres humano. Amo a las mujeres, porque aprendí a través de Jesús, no de la iglesia, porque entonces sería machista y hasta misógino, amarlas.

Siempre me apasionó la pintura, tanto que estudié con un muralista de la huasteca veracruzana, alumno de Diego Rivera. Dejé la pintura porque no era compatible con la misión. Como todo ser humano me gusta lo bueno. En la juventud tuve una etapa distinta, ya era sacerdote, pero era un “Padre Amaro” en toda la extensión de la palabra, también en lo amoroso, pero llegó un momento, a mis 33 años, que lo dejé todo y me vine a Oaxaca con lo indispensable.

II

Con una religiosidad perturbadora, Alejandro contaba cada una de las seis monedas de su tesoro. Todos los días repetía el procedimiento cerciorándose de ningún faltante. La escasez en casa no era argumento válido para ceder a la familia el regalo que le otorgó su padrino. Era lo que más amaba a sus escasos 12 años.

Un día, de esos inevitables, la tierra se estremeció de tal manera que la familia Solalinde Guerra se concentró en medio del pequeño departamento de la colonia Anahualt en Xochimilco. El ruido de las cosas estrellándose en el suelo de cemento y el sonido de las paredes ajustándose con el temblor apenas y permitían a Alejandro concentrarse en las estrofas de La Magnífica. Arrodillada, Berta, su madre, repetía una y otra vez la oración mientras la naturaleza sacudía la ciudad.

Alejandro por primera vez sintió pánico, comprendió que nada es para siempre, ni la vida, mucho menos el dinero. Después del terremoto corrió a su cuarto y sacó su fortuna ofreciéndola a la madre. Hoy recuerda esa acción para ejemplificar su capacidad de desprendimiento de las cosas materiales
El defensor de derechos humanos asegura que no acumula nada, sólo conocimiento para comprender al ser humano, por eso su formación es humanístico. Tiene estudios en Letras Clásicas por parte del Instituto Preparatoriano de los padres Carmelitas de Guadalajara. Además de Filosofía y Teología en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos. Historia en la UAEM, asimismo Psicología y una Maestría en Terapia Familiar Sistémica.

Sobre la cabeza del cura pesa la amenaza de muerte por parte del crimen organizado, muchos intereses ha trastocado, por eso no se ve a largo plazo.

-No me veo, en dos años no me veo. Son demasiados intereses atropellados, demasiados enemigos surgidos.

Para Alejandro Solalinde Guerra ser misionero en tiempos de persecución cuesta mucho. Jura y perjura que no se metió de misionero para salir en los periódicos o en la televisión.

-La fama me afecta mucho y me da miedo. Me quita el espacio de vivir como todos.

Amado por los migrantes centroamericanos y odiado por los traficantes de personas, el padre católico emprende desde el albergue de Ciudad Ixtepec sus proyectos a favor de las miles de personas que arriesgan todos los días la vida sobre el lomo de “La Bestia”, consciente que sus días están trazados y contados.

ANIMAL POLÍTICO

No hay comentarios:

Publicar un comentario