miércoles, 15 de febrero de 2012

Manuel Espino confirma la "afición por la bebida" de Felipe Calderón

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‘El gusto por la bebida es viejo en el presidente. Le ha hecho daño a él en lo personal y al país. Voy a ocuparme con usted de hechos públicos. No se me ocurriría mentir o difamar; mucho menos calumniar’ Es lo que dice Manuel Espino en una charla sostenida con Julio Scherer García que forma parte del último libro de este último, "Calderón de cuerpo entero" . En el libro explora la personalidad del presidente, autoritario, ingrato, aficionado a la bebida, intolerante…
 
Aquí algunos fragmentos:
En los tiempos que corren se ha vuelto aún más apremiante ir al fondo de la personalidad de los hombres y las mujeres del poder. Vicente Fox fue desquiciante por su ignorancia y su afán aberrante por adornar a su esposa con los atributos que podrían llevarla a la Presidencia de la República. El país está hoy en juego y los imperativos por la verdad cobran el dramático acento de un desolador clamor.Por estas razones no me sorprendió, pero me atrajo sobremanera, que un día llegara a mi casa, silencioso, un documento insólito. Se trataba, en primer lugar, del comprobante de una transferencia realizada a través de Banorte, por el concepto de ‘pago de factura’, al beneficiario Hildebrando, S.A. de C.V. La fecha: 28 de abril de 2006....Decidí buscar a Manuel Espino, en aquel entonces presidente de Acción Nacional.

Concertamos una cita en un café de escasa concurrencia. Vi sus ojos, siempre hay que mirar los ojos de los desconocidos, y empezamos a conocernos.Le hablé sobre los documentos en términos vagos, y en términos evasivos escuché explicaciones que no me llevaban a ningún lado. No obstante, Espino era la única persona a la que podía acudir con el propósito de conocer la naturaleza y el valor de los papeles que habían caído en mis manos. Eje de la campaña electoral que tuvo a Felipe Calderón Hinojosa como candidato, no habría secreto mayor que pudiera escapar a su conocimiento. Nos reunimos una segunda, una tercera, una cuarta, una quinta vez.

Un día, de manera natural, Calderón fue el tema único. Espino me contó historias que lo llevaron a decir que el presidente se había convertido en un ser ‘inescrupuloso y perverso’. Por mi parte, no alteré mi manera de pensar: en este sombrío 2012 Calderón pagará por los inocentes y desaparecidos de la guerra que inició un desventurado día de enero de 2007. Sentí que avanzaba en la confianza de Espino. Su lenguaje ganaba en claridad y contundencia. Habló acerca de sus sentimientos y convicciones. Había participado en una gigantesca operación para que Calderón ganara las elecciones. Tuvo la certeza de que así cumplía con su deber como militante del partido al que había entregado su vida. Acción Nacional era su casa, su pertenencia, un hogar. Además, consideraba que habría sido impensable otro presidente que no fuera Felipe Calderón Hinojosa.

Como quisiera juzgársele, era hombre de doctrina, la misma de la inmensa mayoría de los mexicanos. El tiempo, sin embargo, no creó alianza alguna con Espino. Al contrario, Calderón se construía con lo peor de sí mismo: ‘Mentía, manipulaba, traicionaba. En todos sentidos, empobrecía a la República’ –Sí, don Julio –dijo Espino después de un largo silencio que me produjo expectación–, los documentos son auténticos.

Fuente: Proceso.

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