lunes, 16 de abril de 2012

La justicia para Gamaliel sigue sin llegar

“Ya no puedo más, ya no tengo nada por qué vivir”.
Es lo primero que dice doña Vicenta, que a cada paso, parece desfallecer.

Una vez más regresó al Distrito Federal para exigir la justicia para su hijo, Gamaliel, violado y asesinado el 8 de junio del año pasado, en una ranchería de San Mateo Piñas, Oaxaca.

El proceso penal lejos de terminar, se ha extendido por la presentación de un certificado médico que pretende ubicar al presunto homicida, Julio César Ruíz Martínez, a ocho horas de camino del sitio del crimen.

La versión que presentó la defensa de Julio César terminó por lastimar más a la familia de Gamaliel.
“Yo soy la madre del niño José Gamaliel, que hace 9 meses fue asesinado brutalmente. Violado, asesinado de cinco puñaladas”, dice con el mismo grito que mantiene ahogado desde el día de la muerte de su hijo de 6 años de edad.

Luego, se desborda el dolor atizado con el coraje porque los meses pasan y la justicia no llega. Por eso, acusa al doctor David Argelio Chávez López, no sólo de prestarse para encubrir al homicida, sino además de ser tan responsable como los que buscan impedir que se dicte una sentencia.

“Pido la justicia, pido la justicia para que la muerte de mi hijo no quede impune. Yo le pido a las autoridades que me escuchen”, exige.

“Ese doctor es un hombre sin corazón porque está impidiendo la justicia. Mi dolor es muy fuerte. Me siento muy triste, muy acabada, pero yo sí pido que ese hombre tenga el castigo justo porque mi niño era un ángel, un niño de 6 años al que lo llamaba mi amigo y cómo pudo él hacer esto con mi hijo. Esta situación me tiene muy mal”.

Y sí, el cansancio del viaje desde su ranchería hasta el Distrito Federal, la delgadez que se vuelve mayor con el paso de los días y el cabello que blanquea de tanto esperar por una justicia que no llega, descubren a una madre que muere cada día en vida.

Desde su ranchería, son tres horas para llegar a San Mateo Piñas, de ahí hay que salir a las tres de la mañana y tomar el único microbús que sale para el Portillo de Copalita y de ahí son 8 horas para llegar a Oaxaca, nada más ahí, hay que pagar entre 120 y 150 pesos, cuenta doña Vicenta.

“Estoy desgastada económica, moral y sentimentalmente, porque a mi hijo jamás lo veré caminar junto a mí y esa gente se burla de mí…”

Supuesto certificado médico del doctor David Argelio Chávez López.

La piedra en el proceso penal

Roberto García López, tío de Gamaliel, explica los obstáculos que se han presentado en el juicio.
El expediente, dice, fue atraído a Oaxaca, ya que en el distrito de Pochutla –donde se inició el proceso penal- se detectaron varias irregularidades y actos que favorecían a la defensa.

Actualmente el caso se encuentra radicado en el juzgado Tercero Penal bajo el número 25-2012.
A 9 meses del homicidio, agrega, no se ha hecho justicia porque la defensa presentó testigos de coartada, incluyendo al médico, director del Cecati 68 de Oaxaca, dueño de una clínica, que aportó una receta y un certificado que coloca a Julio César en otro lugar diferente al sitio del asesinato.

El documento, que fue ratificado en el juzgado por el médico David Argelio Chávez López, pretende demostrar que el presunto homicida se encontraba a 245 kilómetros y ocho horas de camino de la ranchería donde fue violado y apuñalado José Gamaliel.

Los familiares y el abogado de doña Vicenta acudieron a los directivos estatales del Cecati (Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial) sin que obtuvieran ningún apoyo a la queja que presentaron, por ello decidieron viajar al Distrito Federal para llevar la denuncia hasta las instancias federales.

El abogado, Pedro Delgado, explicó que presentaron el expediente a Alejandro Cervantes, responsable de Asuntos Jurídicos y Seguimiento y Evaluación en la dirección de Cecati, ya que el doctor David Argelio Chávez López es integrante del sistema.

La respuesta de Cecati fue que darán seguimiento al caso.
Quien pone la piedra en el camino de la justicia es el doctor Chávez López, describe Roberto García.
Su testimonio es el único argumento que ha impedido que se dicte sentencia. Dado que presentó una receta ubicándolo en otro lugar, cuando ese 8 de junio a las 16 horas, se encontraba en la ranchería de San Cristóbal Bajo cometiendo el homicidio de cinco puñaladas. Además de que se tienen las declaraciones de habitantes de la zona que son testigos de que fue Julio César, quien se llevó al niño al salir de la escuela en un caballo, también está el primer testimonio que da el doctor negando la validez del documento”.

Sin embargo, reconoce que el testimonio del doctor es parte de la maquinaria que ha instalado la defensa para evitar que se haga justicia.

El rancho se quedó solo

En medio de los platanales, pasando dos ríos y a una hora y media caminando por una vereda, está la casa de Gamaliel. Sola.

La ranchería no ha vuelto a ser la misma desde ese 8 de junio, cuando, por la mañana, el niño de 6 años se despidió de su mamá, le dijo que no fuera por él a la escuela, que no quería que se cansara.
Al salir de clases, los vecinos de San Mateo Piñas lo vieron junto a Julio César. “Lo subió a un caballo, todavía le compró unas golosinas y un refresco y luego ya no se supo de él, hasta que encontraron su cuerpo en una barranca, apuñalado y violado”, recuerdan.

El mayor temor de doña Vicenta y de su familia es que los testigos sucumban ante las amenazas o incluso ante los intentos de extorsión que don Gregorio, el padre del presunto homicida, lanza para defender a su hijo.

Hasta en la cárcel hizo sentir su poder. Pagó para que Julio permaneciera en una zona especial y sus familiares lo presumían entre los habitantes de la comunidad, dice Roberto García.

A la distancia, doña Vicenta García no pide nada más que justicia, pero reconoce que día con día las fuerzas se le van minando y su salud se deteriora en medio de esa tristeza que parece no terminar.

Animal Político

No hay comentarios:

Publicar un comentario