Fue el pasado miércoles 25 de febrero. El celular sonó. Era Jesús Zambrano, presidente del PRD. Llamaba para rechazar el contenido de la columna que ese día publicamos bajo el titulo de Divorcio Pactado, pero también para reprocharnos que no lo hubiésemos consultado con él.
Nos informó que ya lo había desmentido. Efectivamente lo hizo.
El texto aparecido hace casi seis meses era el siguiente:
“La versión cobra fuerza entre perredistas de alto nivel. En julio próximo —después de las elecciones— se rompe el PRD, tal como lo conocemos, López Orador y sus seguidores dejan la Revolución Democrática para formar su propia agrupación política. El nombre ya lo tienen: Morena…
“…La separación no sería traumática. Está pactada, según fuentes del PRD consultadas por este reportero. Es parte de los acuerdos que permitieron la postulación del Peje como candidato presidencial de las izquierdas, sin los acostumbrados sobresaltos que han dividido al amarillo.
“Marcelo Ebrard, Los Chuchos, ADN y todos los que se identifican con la llamada ‘izquierda moderna’ se quedan con el membrete y las prerrogativas del partido. Se encuadran en la vida institucional. La tendencia en el nuevo PRD sería socialdemócrata…”
El texto puede localizarlo en Google, si lo busca como “Arsenal, divorcio pactado”. Corresponde a lo que sucede actualmente, salvo que la separación es con todos los partidos del Movimiento Progresista. Pero tampoco es tan amistosa como se cacarea.
Garganta amarilla nos dijo que hubo una instrucción clara de no asistir al Zócalo el pasado domingo. “La dieron JZ, MEC y MM”, escribió en un mensaje al reportero. Las iniciales corresponden al presidente del PRD, el jefe de gobierno en funciones, y el jefe de Gobierno electo.
Pocos perredistas de la cúpula la desafiaron: Armando Ríos Piter, Alejandro Encinas, Martí Batres, Manuel Oropeza… Ellos sí estuvieron el domingo.
A Zambrano lo vimos brevemente el viernes pasado, al término de la Cumbre de Izquierda, en un hotel de Reforma. Nos saludó con un amable “¡Hola, Paco!”. A esa hora ya sabíamos de la separación de AMLO. Le recordamos el episodio. “¡Ya ves, y tú que me regañaste tanto..!”, le dijimos.
Como respuesta sólo hubo una elocuente sonrisa.
A Javier Sicilia no se le olvida que Peña Nieto se comprometió a publicar la Ley General de Víctimas, aprobada el 30 de abril por el Congreso, durante el diálogo en el Castillo de Chapultepec.
El poeta y sus amigos que lo acompañan en la Caravana por la Paz ya descalificaron la Ley de Víctimas que el presidente Calderón envió a las cámaras. Nos adelantan que la Caravana, que ayer estuvo en Washington, no fue recibida por Obama. Ya hay quien dice que fue un desaire o una afrenta. Para nada. La agenda del presidente de Estados Unidos es una de las más cargadas del mundo. No se puede pedir cita unos días antes y esperar una respuesta positiva.
Los que sí recibieron a Sicilia y sus amigos fueron los sindicalistas de la poderosa AFL/CIO. “Esa central tiene en buena estima a Napoleón Gómez Urrutia. Le dieron un premio”, nos dice uno de los integrantes de la singular Caravana. “¡Pasa, raza!”, dirían en mi tierra.
La sorpresa del día la dio el gobernador electo de Yucatán, Rolando Zapata Bello. Presentó ayer su equipo de transición. Se integra mayoritariamente por miembros de la sociedad civil. Son 22. Ellos se encargarán de trabajar con los funcionarios salientes y emitir recomendaciones concretas para fortalecer el gobierno que entrará en funciones el 1 de octubre.
Entre los miembros del equipo de transición hay hasta un padrecito. Se trata de José María Sabín Sabín, ex rector de la Universidad Anáhuac-Mayab. Pero también empresarios, escritores, académicos. Será coordinado por el ex diputado Roberto Rodríguez Asaf.
Nos asomamos ayer al hotel Hyatt. Peña Nieto presentaba ante senadores del PRI y el PVEM la iniciativa de reforma constitucional para dar autonomía y ponerle dientes al IFAI. El texto, entregado a Emilio Gamboa, coordinador de los senadores del tricolor, propone que se amplíe la competencia del Instituto a los Tres Poderes, en los tres niveles de gobierno. Salvo la SCJN, que tendrá un comité garante de transparencia, integrado por tres ministros.
El texto sugiere que se incremente el número de comisionados. De cinco a siete. Prevalece la disposición de que el Presidente los nombra y el Senado los ratifica.
Francisco Garfias
EXCELSIOR
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