lunes, 24 de septiembre de 2012

La metamorfosis de Peña

La reforma laboral será la que establecerá la piedra de toque sobre cómo operará la nueva administración.


 
Me recordaba un destacadísimo político priista este fin de semana que el Presidente es el fruto de una suerte de santísima trinidad: es la conjunción del aspirante, el candidato y el Presidente electo, tres personas diferentes unidas en una sola que las trasciende. Hay un momento en el cual el político que gana la Presidencia de la República asume, comprueba, que realmente tiene el poder en las manos: que tiene la información, el trato, el peso para tratar de imponer su agenda y sus convicciones a todo un país e incluso influir en la marcha de los grandes temas nacionales.

Peña Nieto ya ha pasado dos de esas tres etapas y está a punto de concluir la tercera: el Presidente electo se está convirtiendo en Presidente en funciones, una metamorfosis que en México, en el largo periodo de transición entre la elección y la toma de posesión, siempre se hace en forma extremadamente gradual. Pero hay momentos que marcan esa transformación. Me imagino que la semana pasada y la que comienza serán claves para la metamorfosis de Peña Nieto.

Durante toda la semana pasada realizó su primera gira internacional: por primera vez Peña Nieto ha sido recibido, tratado, presentado como mandatario de un país, con peso e influencia en todo el continente. Ya supo y vivió cómo se recibe a un Presidente, cómo se habla y negocia de igual a igual con otros mandatarios. Cualquiera puede decir que un político profesional, más aún un ex gobernador, ya lo sabe, ya lo ha vivido. Pues resulta que no es así: hay presidentes que me han dicho que esa sensación de ser realmente el mandatario de su país lo percibieron en su primera gira internacional (y por obra de la coyuntura, pero también del calendario electoral, la primera salida al exterior del Presidente electo no se dio en esta ocasión a Estados Unidos, para reunirse con su homólogo de la Unión Americana, sino a América latina, en un camino con un aterrizaje mucho más sencillo); otros, que fue cuando se le rindieron honores militares por primera vez en el Campo Marte; hay alguno que, creo, nunca terminó de dimensionar qué implicaba estar al frente del Estado.

Lo cierto es que Peña llega de su primera gira con experiencias y visiones. Sobre todo, dos resultan clave: la necesidad de avanzar en el terreno de la seguridad, cortando de tajo la versión del “pacto o la tregua”, algo que debe haber comprendido plenamente en Colombia. Y la necesidad de una verdadera reforma energética, como la realizada en Brasil, con todas las modificaciones que ello implica en el terreno laboral, económico, comercial y fiscal, pero sobre todo político. En Colombia, Peña Nieto pudo ver cómo el problema no es de estrategias sino de políticas: cómo la exigencia de asumir la lucha contra la inseguridad como un esfuerzo nacional es clave para los resultados a obtener. En Brasil debe haber comprendido la dimensión de una lógica de cambio: Dilma Rousseff, o los empresarios de ese país, quizá le recordaron que los cambios originales en el terreno energético no los hizo Lula da Silva (que en realidad se opuso a ellos desde la oposición para apoyarlos enfáticamente desde el poder), sino su antecesor Fernando Henrique Cardoso, un paralelismo que se podría explotar políticamente en la actualidad. Las bases de propuesta para las reformas laboral o la energética ya están planteadas y puestas sobre la mesa por la actual administración (y en algunos casos por administraciones anteriores); sólo falta asumir esos cambios y convertirlos en realidad a través de la política. Beneficiarse de ellos como hizo Lula con la reforma de Petrobras.

Por eso, el segundo capítulo que configurará a Peña Nieto como Presidente se dará esta misma semana, como decíamos días atrás. En el Congreso, propios y extraños están calando a Peña Nieto, tanto con sus primeras propuestas legislativas como con las iniciativas preferentes que envió el presidente Calderón y que en términos generales coinciden con lo que ha venido planteando Peña desde la campaña. La reforma laboral será la que establecerá la piedra de toque sobre cómo operará la administración de Peña Nieto ante el Congreso y la capacidad de sacar adelante las iniciativas gubernamentales de la dupla Manlio Fabio Beltrones-Emilio Gamboa. Esta semana sabremos si ya se completó la metamorfosis de Peña Nieto.

La ola Yarrington y el senador

La ola que ha arrastrado al ex gobernador Tomás Yarrington y a varios de quienes fueron sus colaboradores, terminará alcanzando a otros personajes que también fueron beneficiarios del ex mandatario, con una larga carga detrás. Uno de ellos es el senador panista Francisco Javier Cabeza de Vaca, controvertidísimo ex alcalde de Reynosa, quien, quizá curándose en salud, quiso convertirse en inquisidor de su antiguo protector en la reciente comparecencia de la procuradora Marisela Morales en el Senado. Hay mucha historia detrás.
 
2012-09-24 01:39:00
Jorge Fernández Menéndez
EXCELSIOR

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