jueves, 8 de diciembre de 2011

El PRI no es alternativa para el país: Olvera

 

Para el investigador del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana, Alberto Olvera Rivera, los mexicanos viven un momento de “desesperación colectiva”, por lo que hay un intento de regresar al régimen priista, sin embargo, consideró que este no es alternativa para las aspiraciones de un país democrático.

Olvera fue entrevistado el lunes en un videochat organizado por el diario El Universal, con motivo de la presentación del más reciente libro “La democratización frustrada”, del cual es coordinador, a través del cual se analiza las causas de la malograda experiencia democrática mexicana.

El sociólogo consideró que “la memoria política (de los mexicanos) es corta y más cuando hay un estado de desesperación colectiva”.

“La mitad de los votantes ya no conocieron al peor presidencialismo del PRI. Es lógico que ante la mala situación existente la gente busque alternativas. Ciertamente, el PRI no es alternativa, sino más y peor de lo mismo. Pero para millones de ciudadanos eso no está tan claro. Habría que informarles”.

PRD y PAN, sin proyecto

Durante el dialogo que sostuvo con internautas, el investigador señaló que después del triunfo del PAN en el año 2000 y el inicio de la alternancia política, se pluralizó a la “elite política”, pero no hubo un cambio de régimen. Ejemplificó que los gobiernos del PAN “se montaron sobre la estructura, los programas y hasta el lenguaje del PRI”.
“Ni el PAN ni el PRD tenían un proyecto alternativo en el 2000. El PAN pensaba que todo era cuestión de buena administración, como si el Estado se pudiera manejar como una empresa. El PRD soñaba con el regreso al viejo régimen pre-neoliberal”.
“No había un verdadero proyecto de democratización integral de la vida pública, y no lo veo tampoco hoy en los candidatos disponibles. La pobreza programática de los partidos y de sus líderes es dramática”.

Las mafias de los partidos políticos

Sobre el tema de la democracia al interior de los partidos políticos, Alberto Olvera expuso que esta no existe:

“El PRI tiene dos mafias principales, con los gobernadores como operadores decisivos al interior del partido. El PAN se ha convertido en un partido presidencial, como antaño era el PRI (que volverá a serlo muy pronto). El PRD es un partido de tribus clientelares. ¿Cómo puede haber democracia con esos partidos? Los cuatro pequeños son empresas familiares. Urge crear nuevos partidos y/o transformar los existentes. Lo malo es que el presupuesto público a los partidos ha consolidado sus burocracias internas y los ha tornado en instancias autónomas de la sociedad. La democracia debería empezar al interior de los partidos. Los candidatos son bastante limitados por lo que nos han enseñado hasta ahora. Tendremos que exigirles más y creerles menos”.

Un riesgo regreso del PRI a Los Pinos

Respecto del proceso electoral del 2012, dijo que será “un parteaguas” en la democracia mexicana, pero “para lo peor o para lo mejor”.
“La restauración priísta sería poner fin a una transición nunca acabada, si bien el PRI no podría gobernar como en los tiempos de Salinas, creo que habría un mayor activismo civil y más protesta social. Si no gana, entramos a un terreno de posible profundización democrática si el PAN y el PRD pueden al fin colaborar en lo esencial: la transformación del orden constitucional e institucional del Estado mexicano. Si no, más de lo mismo”.
La movilización social

En opinión del experto, la clave para consolidar la vida democrática de México está en los propios ciudadanos y la capacidad de movilización que estos tengan.

Ante la cerrazón de los partidos y la clase política, dijo que “sólo la movilización y la crítica fundada pueden empezar a hacer ese trabajo”.

“Los ciudadanos deberemos desarrollar de nuevo una capacidad de auto-organización y de protesta para hacernos escuchar. Esa es la clave”.

Recordó que en los 90s la sociedad civil mexicana se movilizó para lograr una democracia electoral.  Y ahora hace falta empujar nuevamente para transformar el orden constitucional e institucional del Estado.

“Es decir, cambiar la naturaleza poco profesional y opaca del poder legislativo, transparentar y profesionalizar el poder judicial, cambiar el pacto federal para transformar ante todo el gobierno municipal, que es un desastre operativo y político; y para garantizar ante todo los derechos de los ciudadanos. La sociedad civil debe movilizarse otra vez con la misma energía para lograr estos propósitos”.

Sin embargo,  también advirtió que es necesario una reconstrucción de la propia sociedad, pues recordó que hoy en día la clase política y la sociedad se retroalimentan.

“La mayoría de la población vive y trabaja fuera de la ley: vendedores ambulantes, agricultores y ganaderos que no pagan impuestos, empresarios que los evaden, profesionales que no declaran bien sus ingresos, sindicatos que venden plazas, etc. Esto es lo que creó el viejo régimen. Y ahora reconstruir el estado significa reconstruir también la sociedad. Esto quiere decir que los sindicatos, asociaciones profesionales, las escuelas, deben democratizarse internamente. No puede pedirse democracia hacia afuera sin tener democracia hacia adentro. Esto implica un gran cambio cultural”.

Para el caso de Veracruz, reconoció que todos estos cambios son más difíciles.
“A nivel local las cosas son muy difíciles”. En Veracruz, dijo el investigador, “los espacios políticos para la libre expresión son muy limitados. En nuestra precaria transición, hemos trasladado a los estados y municipios el modelo autoritario priísta antes concentrado en el gobierno federal. Así que en provincia el trabajo es más difícil, pero a la vez con más oportunidades de innovación. En general las leyes son mejores en los estados, pero no se les ha podido usar. Nuestra lucha debe ser en torno a la construcción de vasta alianzas civiles que usen los mecanismos y leyes disponibles”.

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