miércoles, 28 de septiembre de 2011

Buscan a leoneses y hallan ‘el infierno’

Ernesto Cordero Anguiano fue torturado, asesinado y arrojado a una fosa clandestina en Zacatecas, con los cuerpos de decenas de personas que sufrieron la misma crueldad.

El laboratorio genético de la Procuraduría General de Justicia de Zacateca, confirmó que coincide el perfil de ADN del cazador leonés con parte de los restos encontrados en la fosa clandestina de Calera, Zacatecas.

Ayer en rueda de prensa el procurador de Justicia de Zacatecas, Arturo Nahle García, confirmó los resultados y dijo que es muy posible que también estén los restos de los otros siete cazadores leoneses desaparecidos en diciembre.

“Con estudios de genética forense se ha logrado establecer directamente un perfil genético positivo que corresponde en específico al señor Ernesto Cordero Anguiano.

“Yo estoy seguro de que muy pronto vamos a encontrar el perfil genético positivo de otras personas desaparecidas, concretamente de estos ocho guanajuatenses donde hay un testimonio directo, el de Antonio Martínez alias ‘El Tongas’, que fue justamente ahí donde fueron retenidos y torturados sus compañeros”, dijo ayer el Procurador de Justicia zacatecano.

Los restos fueron encontrados en una fosa clandestina situada en el predio llamado “Las Negritas”, del municipio de Calera de Víctor Rosales del estado de Zacatecas.

Desde hace dos meses un ejército de investigadores y científicos se dedican a excavar esta fosa clandestina donde es probable que existan cientos de cadáveres.

Entre ellos trabajan criminalistas, especialistas de genética, arqueología y medicina forense, con apoyo de investigadores de la Universidad Autónoma de Zacatecas de la unidad académica de Antropología en su especialidad de Arqueología, y de la Universidad Autónoma de Durango campus Zacatecas con especialidad de Criminología.

También trabaja en la excavación Arturo Muñoz Quintero, director de Servicios Periciales de la Procuraduría de Justicia, José Luis Jiménez Gómez del departamento de Genética y Química, además de Jesús Valerio Pérez, director de Investigaciones de la Procuraduría.

Los restos de Ernesto Cordero fueron identificados a finales de agosto y el 2 de septiembre expertos en genética llegaron a esta entidad y tomaron muestras de sus familiares.

“Por la hermandad de Ernesto con Diego hace tres semanas acudimos a la ciudad de Guanajuato para tomar el perfil genético de sus familiares directos y así estar en posibilidad de determinar en forma específica la correspondencia exacta, la cual se confirmó”, dijo Arturo Nahle.

José Luis Cordero, hermano de Ernesto, explicó que personal de la Procuraduría de Justicia citó a Lourdes Valdivia, esposa de Diego Cordero Anguiano –también desaparecido- y a Jenny Romero Hernández, esposa de Ernesto, y les tomaron muestras de sangre.

Antes habían tomado muestras de los hermanos de los desaparecidos.

La historia de la desaparición

El 4 de diciembre pasado 10 leoneses partieron a Zacatecas de cacería y dos días después desparecieron en una zona entre los municipios de Tabasco y Joaquín Amaro, en ese mismo estado.
Se trata de Ernesto Cordero Anguiano de 38 años; de su hermano Diego, de 47; Juan Diego Cordero Valdivia, de 22; Alan Josué Cordero Romero; Sergio Sánchez Pérez, de 32 años; Mario Alberto Reyes, de 26; José Javier Martínez, de 46; Víctor González Cervantes, de 37; Víctor, de 15, y José Antonio Martínez Olivares, alias “El Tongas”, de 25 años.

Estos cazadores pertenecían al Club Cinegético Casa Vino y Pesca Aldama, y fueron privados ilegalmente de su libertad.
El adolescente fue liberado, y  “El Tongas” consiguió escapar.

Las autoridades descubrieron que presuntamente un grupo de policías y el titular de la corporación fueron los responsables de la desaparición, y arraigaron por 40 días a Julio César Ortiz Pérez, director de la Policía Municipal de Joaquín Amaro; José Ángel Ortiz Pérez, Mario Alberto Torres Beltrán, Agustín Ramírez Saldívar, Arturo Almaraz Ávila, Felipe Valenzuela Ruiz y Juan Carlos García Guerrero.

Posteriormente, el 18 de enero, fueron consignados por los delitos de privación ilegal de libertad en su modalidad de plagio, robo calificado y asociación delictuosa.

En esos días también fue detenido y consignado Juan Carlos Lozano Sandoval, “El Tacuba,” en Jalpa, Zacatecas, en posesión de la camioneta Suburban donde viajaban los cazadores.

“Desde entonces continúan recluidos en el Cereso de Cieneguillas, sujetos a proceso penal”, aseguró el Procurador zacatecano.

El 9 de febrero de este año militares se enfrentaron en el municipio de Tabasco con ocho integrantes de una organización criminal y les dieron muerte; en la investigación descubrieron que éstos tenían pertenencias de los cazadores leoneses, entre ellas una cámara de video con imágenes de ellos durante sus actividades de caza.

El 15 de julio “El Tongas”, quien consiguió escapar, identificó el predio “Las Negritas”, en el municipio de Calera de Víctor Rosales, como el lugar donde fueron torturados los cazadores.

En ese predio la Procuraduría se enfocó en la búsqueda de los ocho desaparecidos, y ayer la familia leonesa Cordero Anguiano recibió la confirmación de que parte de los restos localizados son de Ernesto.

Confían identificar a resto de cazadores

Nadie podía siquiera imaginarlo. Nadie hubiera creído que debajo de un basurero permanecen miles de restos de personas que fueron torturadas e incendiadas.

Entre estos restos están los de Ernesto Cordero Anguiano, uno de los cazadores leoneses que desapareció junto con otros siete el 6 de diciembre.

Las autoridades de Justicia están convencidas de que en ese lugar están los de los otros siete leoneses.

Es una hectárea inundada, repleta de basura, principalmente desechos de fruta de una empresa cercana y por debajo una fosa clandestina con miles de restos humanos.

“Hemos encontrado una cantidad importante de fragmentos óseos. La pregunta es ¿cuántos? son muchísimos, de muy diversos tamaños, desde piezas dentales hasta fracciones de fémur, fracciones de vértebra, fracciones de cadera, fracciones de costilla, todos ellos en prácticamente un 99% sumamente deteriorados”, dijo Arturo Nahle García, procurador de Justicia de Zacatecas.

“Las Negritas” es el predio situado en el municipio de Calera de Víctor Rosales en el estado de Zacatecas, donde decenas de investigadores excavan y sacan todos los días fragmentos de huesos a identificar.

“El cuerpo humano tiene de 212 a 214 huesos (incluyendo las muelas del juicio), si uno de esos huesos se fragmenta pues podemos llegar a miles de fragmentos, nosotros estimamos que por los indicios que tenemos, por lo menos vamos a encontrar los de los ocho cazadores guanajuatenses que fueron desaparecidos”, aseguró el funcionario zacatecano.

Sin embargo, apenas el uno por ciento de los restos está en condiciones para hacerles la prueba de genética, el resto está calcinado.

“Se ha logrado la ubicación, recolección en estudio de múltiples fragmentos óseos o modelos de los cuales alrededor del uno por ciento están íntegros y útiles para estudios morfológicos, el resto de fragmentos tiene deterioro extremo por el calor y fuego directo, o sea calcinados, por la humedad constante y prolongada y efecto de flora y fauna”, informó el Procurador de Justicia de esa entidad.
Por su deterioro ya no son materia de estudio genético.

“El Tongas”, un jalisciense que acompañaba a los leoneses en su expedición de cacería, consiguió escapar de sus captores y pudo identificar este lugar como la zona donde lo torturaron a él y a sus compañeros; su nombre es José Antonio Martínez Olivares, de 25 años y originario del municipio de Unión de San Antonio, en la zona de los Altos Norte de Jalisco.

El 26 de agosto las autoridades zacatecanas, expertos en antropología, arqueología, criminología, químicos, médicos forenses e investigadores de justicia entraron a la zona.

“Hemos llevado a cabo excavación con mucha técnica, no hemos usado máquina pesada, con especialistas… es un trabajo minucioso que lleva tiempo.

“Nosotros creemos que por lo menos lo que resta de septiembre y octubre continúan el trabajo de excavación, hasta que consideremos que ya limpiamos completo el predio y que sacamos de ahí todo lo que pueda estar sepultado”, explicó Arturo Nahle.

Hasta ahora los trabajos de excavación continúan y todos los días hallan fragmentos, mientras el laboratorio de genética analiza los que pueden ser estudiados.

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