sábado, 19 de noviembre de 2011

Michoacán: El principio del fin de Calderón…y del PRD


Luisa María "Cocoa" Calderón, durante las elecciones de Michoacán. Foto: Str/AP. Fuente: http://www.guardian.co.uk/Fuente:

Terrible presagio para la democracia electoral mexicana:

Las últimas elecciones locales previas a la contienda del 2012, exhiben de cuerpo entero un sistema electoral decadente, en el que prevalecen irregularidades que se han vuelto costumbre como lo es el desvío de recursos públicos, inacción de las autoridades electorales, guerra sucia, compra de votos y la manipulación de la opinión pública por parte de los medios tradicionales de comunicación. Esta tradición de anomalías ya no sorprende a nadie, a estas alturas apenas y generan una esporádica mención en la prensa.
Todos estos vicios se repetirán de manera exponencial en la contienda presidencial del próximo año; resultaría muy ingenuo esperar que los mismos actores políticos se comportasen de manera distinta cuando la ilegalidad ha prevalecido en prácticamente todos los procesos electorales de los últimos años.

A partir de 1997 se pensó que se había logrado un sistema de competitividad electoral que paulatinamente erradicaría las prácticas fraudulentas que fueron emblema del PRI, pero la ilusión no duró por mucho tiempo. Desde el sexenio de Vicente Fox se toleraron elecciones con serias irregularidades, pero todo empeoró a partir de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación convalidó las elecciones presidenciales del 2006. Si la intromisión acreditada del Presidente de la República y de los poderes fácticos no fue determinante para influir en un triunfo con una diferencia del 0.56%, entonces ninguna irregularidad lo sería.

El resultado en Michoacán será utilizado para generar el mismo impacto mediático en la población mexicana que el proceso electoral del Estado de México: abonar a la percepción de que el otrora partido oficial es invencible rumbo al 2012.

El ganador en este caso es claro y contundente, como lo son los derrotados quienes no sólo han perdido la gubernatura; también se presentarán a la próxima contienda federal con un estigma de derrota.

En el caso del PRD, se trata de una de las pérdidas más dolorosas en un sexenio en donde no ha conquistado por sí mismo una sola nueva entidad.  Por el contrario, el fracaso electoral de Silviano Auroles se suma a la pérdida de Zacatecas y Baja California Sur donde también eran gobierno.  Lo más grave para ese partido es que ha sido reducido a su mínima expresión, ya sea por rechazo de los electores en entidades donde alguna vez tuvo presencia, o por voluntad propia, al presentarse como comparsa del PAN en las mancuernas electorales que ambos realizaron en 2010.

Ante el resultado, no faltaran las voces dentro del PRD que una vez más insistirán en realizar una alianza de facto (o gobierno de coalición) con el PAN bajo el argumento de que sólo de esa manera se puede derrotar al PRI.

El caso de Michoacán es dramático debido a que izquierda partidista pierde unos de sus bastiones históricos. Desde antes de la formación de ese partido, aquel estado fue un pilar fundamental de apoyo en 1988 al candidato del Frente Democrático Nacional,  Cuauhtemoc Cárdenas, quien fuera gobernador de la entidad en el periodo de 1980 a 1986. Fue uno de los pocos lugares en donde le reconocieron el triunfo. Una de las primeras medidas de Carlos Salinas de Gortari al llegar a la Presidencia fue renunciar al entonces gobernador Luis Martínez Villacaña por la copiosa votación obtenida por el cardenismo en esa región.

En este caso no fue necesario que el principal partido de izquierda del país se dividiera; su derrota comenzó a gestarse con el deplorable gobierno de Leonel Godoy. Fue palpable durante su corto mandato su incompetencia e ineficacia, en la que presidió una administración plagada de corrupción que lejos de ser un gobierno de izquierda no llegó a los mínimos estándares de eficiencia que lo diferenciaran de los peores gobiernos emanados del PRI y el PAN.

El PRD gobierna hoy en día menos entidades que en el 2000, año en el que fue relegado a un lejano tercer lugar en la elección presidencial, con la gravedad de que se trata de una tendencia a la baja que amenaza con culminar con la derrota de ese partido en la capital del país el próximo año.

El fin del PRD es concebible el día de hoy, no sólo por los pobres resultados electorales que ha obtenido en los últimos años, sino porque hasta sus liderazgos más conspicuos han tomado mayor distancia que nunca. Su fundador Cuauhtemoc Cárdenas se apartó desde hace años, mientras que López Obrador construye el futuro político de su movimiento fuera del instituto político que alguna vez presidió e incluso Marcelo Ebrard jamás ha asumido una identidad perredista, utiliza al partido de manera pragmática para materializar sus aspiraciones políticas y las de su grupo.

En el extremo opuesto para Felipe Calderón la derrota de su hermana, María Luisa Calderón Cocoa, significa una terrible noticia que se produce a escasos días de la trágica muerte de Francisco Blake Mora, situación que augura una pesadilla de final de sexenio.

Fue evidente que existió una estrategia desde hace tiempo que contó con todo el poder del estado para hacerse del control de la entidad, que consistió no sólo en el golpeteo constante a la gestión de Godoy (tarea por demás sencilla), sino que desde el gobierno federal se preparó el terreno para la postulación y triunfo de Cocoa. La apuesta por la victoria en aquella entidad era elevada por tratarse de una muestra contundente de nepotismo. Los costos de la derrota son de la misma proporción.

Fue notoria la cargada mediática a nivel nacional en favor de la hermana del Presidente, a tal grado que el conductor estelar de Noticieros Televisa tituló su columna del pasado viernes: “Cocoa viniendo de atrás” donde narra las proezas de la candidata panista y sus amplias posibilidades de triunfo.

Resulta penoso escuchar a Cocoa hablar de una elección fraudulenta y acusar al candidato del PRI de ser una herramienta del crimen organizado en la entidad. Perdedora por 2.7% (una diferencia casi 5 veces mayor a la que le dio el triunfo al actual Presidente) repite argumentos similares que causaron burlas y denuestos por parte de los panistas en 2006.

Es difícil anticipar cómo reaccionará Felipe Calderón ante esta derrota, porque lo sitúa en una posición de mayor debilidad pero a su vez ha dejado en claro que no concibe entregar el poder a la oposición. Los embates del gobierno federal a la escandalosa corrupción del actual dirigente del PRI, Humberto Moreira, podrían ser tan sólo el inicio de una ofensiva mayor que tenga como fin descarrilar los adversarios del PAN. El problema es que en un contexto de severa inseguridad pública y crisis de gobernabilidad, más que influir en las elecciones podría terminar de desestabilizar al país.

Con la derrota de Cocoa, se reducen las posibilidades de que exista una fuerza Calderonista dentro de las instituciones más allá del 1 de Diciembre del 2012. Una vez que perdió el centro de poder desde donde pudo haber continuando ejerciendo cierta influencia en su partido, es muy probable que una vez que abandone el poder Felipe Calderón tenga un destino similar al de Carlos Salinas de Gortari en 1995.

Cuando se revise la historia de una Presidencia que fue cuestionada desde sus orígenes, quizás se identifique que el principio del fin ocurrío cuando aún con toda la fuerza del estado, Calderón no pudo imponerse a la experimentada maquinaria electoral del PRI.

Escrito por  
http://homozapping.com.mx/2011/11/michoacan-el-principio-del-fin-de-calderon%E2%80%A6-y-del-prd/

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