lunes, 23 de abril de 2012

Jóvenes empoderados pueden definir la elección presidencial

Impetuosos, volubles, pragmáticos, pero al mismo tiempo racionales, visionarios e influyentes. Ése es el perfil de los jóvenes mexicanos que están en condiciones de votar el próximo 1 de julio y que, según cálculos de los encuestadores, pueden ser decisivos para definir quién tomará será presidente de México el 1 de diciembre.

Lejos de la típica imagen que se tiene de esta generación, que los retrata como un grupo absolutamente ajeno a la política y amante de la vida fácil, los estudiosos de su comportamiento rompen con el estigma y afirman que los jóvenes representan el sector más informado de la sociedad, gracias a su permanente contacto con la tecnología, por lo que al mismo tiempo fungen como un factor para influir en sus mayores.

En otras palabras, Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri deberán tener presente que la juventud –un sector que, según los encuestadores, no es considerado por los políticos– será el fiel de la balanza.

“Sin duda, los chavos serán un grupo decisorio en las próximas elecciones presidenciales, ya que son políticamente más independientes y tienen el nivel educativo más alto del país”, afirma Jorge Buendía, director de la encuestadora Buendía & Laredo. Las cifras lo explican así:

De un padrón electoral total conformado por 84 millones 671,219 mexicanos, los jóvenes de 18 a 29 años de edad representan 28.91% de los electores (24 millones 475,174). Y, aunque si bien es cierto que los de 18 años son el segmento electoral más pequeño (un millón 657,080 electores, que significan 1.96% del padrón), el grupo entre los 20 a 24 años es el más numeroso de todo el padrón (10 millones 466,855, 12.36%).

¿Quiénes son?, ¿qué temas les impactan?, ¿cómo seducirlos?

Éstas son las piezas del sector social que para los políticos puede ser un galimatías:

1. LA GENERACIÓN DEL DIBUJO EN EL REFRI

De la Riva Group, una de las empresas más reconocidas en tendencias de consumo, dispone de información que vale oro, políticamente hablando.

En su poder tiene algo que nadie posee y que su propia competencia reconoce como inigualable: un estudio cualitativo del voto joven.

Según su investigación, los jóvenes no son como los pintan. Se trata de una generación, sobre todo quienes tienen entre 18 a 25 años, que posterga las grandes decisiones y las toma cuando ingresa a un nuevo ciclo de vida: a la hora de tener hijos.

Entonces, los jóvenes disfrutan la vida al máximo y no toman decisiones que los comprometan, pero eso no significa que vayan por el mundo movidos por el capricho. Todo lo contrario.

Los jóvenes deciden, pero poco a poco, dice Gabriela de la Riva, directora de De la Riva Group. ¿Por qué? El universo joven es un rompecabezas pero una de sus piezas tiene que ver con su miedo al fracaso, sobre todo después de que crecieron con tantas expectativas de sus padres, quienes trataron de ponerles el mundo a sus pies. “Es la generación del dibujo en el refri”.

Así, complementa que el proceso de maduración de los jóvenes cambia también a la velocidad de las modas, aunque hay algunas cosas en las que su proceso evolutivo es más lento (ejemplo: el consumo de alimentos).

“Lo que es un hecho es que casi todos construyen una relación más horizontal con sus padres, por lo que las relaciones de poder se transforman”, agrega.

2. EL PODER SOMOS NOSOTROS

¿Qué es un “senior teen”? Hay millones de ellos en millones de hogares mexicanos.
Así se les podría llamar a los jóvenes de esta nueva era, que no se parecen a los de generaciones anteriores y que cuentan con elementos que les permiten ejecutar el arte de la manipulación.
A diferencia de los “junior teen” (de 13 a 15 años, y que en su núcleo familiar no son aún tomados en cuenta para participar en una conversación seria), los “senior teen” (de 16 a 20 años) ya van a la prepa o a la universidad y, eso, los coloca como seres pensantes, individuales. Vamos, que ya pasaron por la etapa en la que dejaron de salirles granos en la cara y permanecían en el clóset de su casa.

Bajo ese contexto, De la Riva Group encontró un fenómeno nunca antes visto en la relación entre los jóvenes y los adultos, y que ahora toma relevancia por el impacto que podría provocar en las elecciones presidenciales: ellos se están convirtiendo en los agentes de poder, por encima de la autoridad de sus padres. Entonces, pueden ser, en pocas palabras, los maestros de la orquesta, los conductores de la tertulia política.

“Hemos documentado que los chavos, incluso los menores de 18 años, están influyendo mucho en la familia en cuanto a intención de voto. Antes, los papás influían en ellos y decidían hasta en qué escuela irían. Ahora, los chavos son líderes de opinión en sus casas y tienen más conocimientos que sus padres y maestros”, afirma Gabriela de la Riva.

La nueva era de la información, que trae el “boom” de las redes sociales, está cambiando los roles. Según la investigación de De la Riva Group, los chavos están escudriñando en el ciberespacio y, consecuentemente, están adquiriendo como esponjas todo lo que hacen los políticos y qué se dice de ellos en Facebook y en Twitter. Bajo estas circunstancias, no están siguiendo plataformas políticas, sino mensajes y eventos fortuitos de los candidatos.

“Están escaneando mucho la información y empiezan a tener un mayor nivel de aceptación y de credibilidad. Además, dado que platican mucho con sus pares, el ‘word of mouth’ es muy importante. Entonces, es gente que adopta la información y la canaliza, analizada o no analizada”, explica Gabriela de la Riva.

“Están checando qué dice el candidato y, si no les gusta lo que escuchan o leen, pueden cambiar su decisión de la noche a la mañana. Son votantes menos fieles y más pragmáticos”, complementa Alfredo Paredes, CEO de Capitol & Consulting, empresa dedicada a la confección de estrategias y marketing políticos.

3. Y EL ELEGIDO ES…

La pregunta clave de esta historia entonces es: ¿quién será el candidato de los jóvenes?
Hay varias hipótesis.

Una primera aproximación es otorgada por Federico Berrueto, director general de la encuestadora Gabinete de Comunicación Estratégica, quien sostiene que los jóvenes – sobre todo los que votarían por primera vez– son en cierta medida “hijos de la transición”, lo que significa que no vivieron en carne propia los tiempos del PRI y sí los años del PAN en el poder.

Bajo esta idea, considera que se trata de la “generación del desencanto”, ya que está sufriendo un daño en su elemento más valioso: su libertad, que según la opinión del encuestador está en riesgo por la política de seguridad que ha emprendido el presente sexenio contra los cárteles del narcotráfico. “A los jóvenes les preocupa la extrema violencia y se están preguntando qué va a pasar con ellos”.
Una segunda lectura es compartida por Jorge Buendía, quien expone que los jóvenes no son una “rara avis” y, por tanto, se comportarán de la misma manera que el resto del padrón electoral. “Se irán con quién esté arriba en las encuestas”, presume.

Los temas que les impactarán, según los analistas, son principalmente tres: seguridad, educación y empleo; aunque también los problemas locales que incidan en su colonia.

Y no les pegan a todos por igual. Todo depende del momento por el que atraviesen. Por ejemplo, para quienes se estrenan como papás les interesa la educación y las políticas para detonar el empleo. Es decir, empiezan a razonar su voto cuando ya cargan con responsabilidades.

Bajo este panorama existen versiones de que, por primera vez en un proceso electoral, los políticos solicitaron información a expertos para conocer el mundo de los jóvenes.

Su interés no es gratuito, pues no dudan que sean el fiel de la balanza el 1 de julio, ya que muchos de ellos son parte del voto indeciso que se registra en las preferencias.

La mayoría de los mexicanos que aún no tienen definido su voto son jóvenes de clase media, según una encuesta realizada por Ipsos Bimsa del 23 al 28 de febrero de 2012.

Un 33% del electorado “indefinido”, cuya respuesta a los encuestadores sobre sus preferencias electorales es “No sabe/No contestó”, se concentra en jóvenes de entre 18 y 29 años de edad, y un 28% en edades de entre 30 y 44 años.

Por Jonathán Torres@ADNPolitico
Abril 22, 2012  
ADN Político

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