martes, 1 de mayo de 2012

Josefina Vázquez Mota, su hoja de vida: fuerte y consentida (EXCELSIOR)

Desde su infancia, en Azcapotzalco, le gustaron las letras; la primaria a la que asistió fue de las mejores evaluadas en la prueba ENLACE 2007

CIUDAD DE MÉXICO, 30 de abril.- “Ilumíname, Señor”, se dijo nerviosa Carmelita Villanueva Reyes, porque la gente de la Dirección Operativa y de la Coordinación Sectorial de la SEP sólo se apersona cuando ocurre algo grave.


Reunió a los maestros y les pidió sinceridad, si ocultaban errores o problemas. Como directora de la escuela Mi patria es primero, era su obligación alertarlos de que llegarían los más importantes mandos de la Secretaría, como se lo notificaron esa mañana vía telefónica.

Enterada del motivo de la inusual visita, se recriminó no haber mandado a preparar un mole y ofrecer sólo sándwiches a los representantes de la secretaria Josefina Vázquez Mota, quienes la visitaron para notificarle que la primaria obtuvo un excelente puntaje en la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), el primer diagnóstico público y universal de los alumnos de enseñanza básica del país.

Era enero de 2007 y Josefina Vázquez Mota estaba muy contenta porque en la lista de los mejores puntajes se colocó Mi patria es primero, a la que había asistido. “¡Ahí estudié yo, ahí, ahí!”, soltó la funcionaria, quien dispuso que invitaría a maestros y alumnos a las instalaciones de la SEP.
Carmelita Villanueva Reyes, directora de la primaria, se imaginó a la secretaria Vázquez Mota saltando de gusto y quiso hacer lo mismo. “Disfruta este momento”, se dijo, orgullosa de su vocación y de seguir los consejos de Soledad Barceló de Dávalos, la maestra Cholita, directora de Mi Patria es primero cuando Josefina y su familia llegaron a vivir a La Petrolera, en Azcapotzalco, en 1962, al instalarse ahí la fábrica de pinturas donde trabajaba su papá.

Cinco años atrás, el 17 de enero de 1957, procedentes de Teziutlán, Puebla, Arnulfo Vázquez y Josefina Mota llegaron al Distrito Federal con su primera hija, María del Carmen. Se establecieron en la colonia 20 de Noviembre. Ahí nació Luis Antonio, Guadalupe y el 20 de enero de 1961 la hoy candidata. Ya en La Petrolera vendrían Margarita, Gerardo y María Angélica.

Aunque la escuela era para los hijos de los trabajadores de la Refinería 18 de Marzo, los niños Vázquez Mota fueron aceptados porque la inscripción operaba con el criterio de Cholita: puertas abiertas a quienes tuvieran madera de buenos alumnos.

La directora Carmelita describe aquel método: “Lo que más valía era el examen oral, porque ella decía que la educación viene inyectada desde el ser, y a través del diálogo iba decidiendo ‘Este sí, éste como que no tiene muy buenas bases’”.

La pequeña Josefina aprobó de inmediato. Pero como aún no cumplía seis años, le asignaron el turno vespertino. Eso le permitió ser la acompañante matutina de su madre. Iban al centro por las blusas que luego vendía a vecinas y maestras y por el mandado, a la tienda 1, 2, 3.

“Con las bolsas de arroz, frijoles, sopas y aceite corríamos a tomar el camión para estar a tiempo cuando mi papá regresara del trabajo. Fue en esos trayectos que, para distraerme, me enseñó a leer en carteles y espectaculares.”

Doña Josefina, 79 años de edad, cuenta: “Desde el kínder a ella le gustaba mucho ver las letras, quería aprender a leer y así fue. Íbamos en la calle y me decía, ‘Oye, mamá, ¿qué dice ahí, qué dice allá? Y yo le empezaba a unir las letras, las sílabas y después las palabras. Cuando entró a primer año, ya leía.

“Me dice la maestra: ‘Tengo problema con la niña porque cuando todos empiezan a hacer lo del pizarrón, ella ya terminó y se pone a dar guerra’. ‘Póngala a que le ayude, maestra’. Y ahí empezó ella a interesarse mucho por estar al frente de los otros niños”.

Al segundo año se incorporó al turno matutino y compartió con sus hermanos el itinerario. “Llegabas a la casa a comer y preguntaba mi mamá: ‘¿Qué tienes de tarea?’ Pues necesito el mapa, la estampita... Íbamos a la papelería y después por el pan”, cuenta Maricarmen, la mayor.

A la hora de la tele, competían por ganar lugar en la pequeña sala. Josefina reseña: “Ser la cuarta de siete hermanos es toda una aventura. La generosidad se aprende casi a fuerza. Me tocaba heredar uniformes, blusas, algunos libros, dormir en literas y tomar el camión todos juntos para salir de paseo el domingo”. A Chapultepec, la Alameda, la librería de Cristal o el cine Las Américas.

Con dos imágenes, la aspirante presidencial del PAN recrea aquellos años: su madre canta las de María Grever, Agustín Lara, Javier Solís o Álvaro Carrillo, mientras lava y cocina. Se sabe todas las del Cancionero Picot. Y, siempre contenta, forra cuadernos y teje los suéteres de los siete hijos.
De su padre conserva el reclamo de disciplina sin tregua. “Todavía recuerdo el día que nevó y él decidió que debía ir al kínder. Estaba cerrado y nos regresamos a la casa. Con él no había negociación en las calificaciones y en obedecer a mi mamá.”

Habla la madre de “la hija sándwich”, como ella se autodenominó desde niña: “Fue muy inquieta, le gustó mucho correr, colgarse de los columpios, de las argollas, una niña muy muy fuerte. Pero obediente, apegada a su papá. La tenía como muy consentida”. Y es que por la cantidad de hermanos, reflexiona doña Josefina, “no había oportunidad de que hicieran grandes berrinches, ni qué nada. Ahí tenían que marchar todos”.

A veces, eso sí, con el consentimiento de don Arnulfo ,multiplicaba por cinco los 20 centavos que semanalmente daba a cada uno de sus hijos para gastar en la cooperativa.

“Cuando un domingo me daban un peso, era como increíble y me alcanzaba para 20 galletas que me comía casi de corrido”, relata la ex titular de la SEP.

Ese gozo se vino de golpe a su memoria, junto con el de abanderada invicta del grupo, cuando al despacho de José Vasconcelos le llegó el puntaje de la primera prueba ENLACE, destacando el de la primaria Mi Patria es primero.

Antes de concluir enero de ese 2007, Carmelita acudió con toda la comunidad escolar a la explanada del edificio sede de la SEP. Los recibió la secretaria, sus hermanos y su madre, doña Josefina Mota, memorable en la escuela por el mole que llevaba a los profesores cada 15 de mayo.

“Me abanderaron y nos regalaron una bandera. Me pregunta qué necesitamos. Le pido que nos ayude a ser una escuela de tiempo completo, porque no tenemos comedor”, narra la directora.

El 23 de septiembre de 2008, con la misma ceremonia de su infancia, Josefina, la secretaria, inauguró en la primaria que la formó el programa que extendió el horario escolar en 40 planteles del país.
Carmelita volvió a encomendarse a Dios. Y todavía celebra aquel martes de festejo: “La comunidad se puso alegre, fue una mañana familiar, algunas mamás lloraron, los niños se entregaron a ella.
“Miró los salones y les dijo que había que luchar para ser mejores y recuperar las calles en las que antes jugábamos libremente.

“‘Cómo no ayudar a mi escuela, si Mi Patria es primero me dio todo lo que soy’. Así nos habló ella. Y yo les dije, maestros: este es un regalo de la vida por su esfuerzo. Hay momentos que no se repiten, éste es uno de ellos”.

Infancia feliz

Josefina Vázquez Mota nació en la Ciudad de México , el 20 de enero de 1961, en la colonia 20 de Noviembre. Vivió sus primeros años en La Petrolera, y cada que puede enfatiza su origen humilde:
Fue la cuarta de siete hermanos. Hija de Arnulfo Vázquez y Josefina Mota. Está casada con el empresario Sergio Ocampo Muñoz, con quien tiene tres hijas: María José, Celia María y Montserrat.
En el video colocado en su página oficial se presenta la casa donde nació, y se resalta que su madre no acudió a ningún hospital.

“Yo nací en el seno de una familia muy sencilla, muy humilde; yo nací en la colonia 20 de Noviembre,aquí en la Ciudad de México. Una casa muy pequeña, nací en mi casa...
“Recuerdo mi niñez como una niñez alegre. Iba con mis hermanos , cargábamos las mochilas, aquellas gigantes, a la primaria... ”

Ha sido dos veces diputada federal y dos veces secretaria de Estado en los gobiernos panistas, además de ser autora de dos libros.

(Josefina) fue muy inquieta, le gustó mucho correr, colgarse de los columpios, de las argollas, una niña muy muy fuerte. Pero obediente, apegada a su papá, quien la tenía como muy consentida.” Josefina Mota madre de la panista.

EXCELSIOR

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