martes, 1 de mayo de 2012

Gabriel Quadri, su hoja de vida: habituado a competir (Reportaje: EXCELSIOR)

Cuando era bebé participó en un concurso de belleza infantil; su niñez transcurrió en la colonia Santa María la Ribera
Desde pequeño, a Gabriel Quadri de la Torre se le inculcó la fe católica
Desde pequeño, a Gabriel Quadri de la Torre se le inculcó la fe católica

CIUDAD DE MÉXICO, 30 de abril.- Hoy Gabriel Quadri de la Torre está entre los cuatro ciudadanos que compiten por el cargo más importante del país: es candidato a la Presidencia de México. Desde que nació fue entrenado para ganar. Apenas comenzaba a gatear y su abuelo materno ya lo había inscrito en un concurso de belleza infantil, estilo bebé Gerber, porque los vecinos decían que era el niño más bonito de la colonia Santa María la Ribera, en el norte del Distrito Federal.
Al final de la selección de los bebés quedó en segundo lugar del concurso de belleza infantil. Ahí iniciaba lo que a lo largo de la vida de este candidato se convertiría en una adicción: competir y su deseo de ganar.

“Cuando salíamos, la gente nos paraba en la calle para ver a Gabriel, porque era muy bello. Andaba de brazo en brazo con los vecinos. Todo el mundo lo cargaba”, cuenta orgullosa doña Lupita de la Torre, tía de Quadri y con una fotografía en mano para que nadie lo dude, ni aquellos que lo han comparado por su aspecto con el Güiri Güiri, personaje del comediante Andrés Bustamante; el cantante Charly García o el legendario Charles Chaplin.

Gabriel Quadri nació el 4 de agosto de 1954, en el día de Santo Domingo de Guzmán. De familia taurina, al ver Luis de la Torre que su primer nieto cumplía años el mismo día del santo del matador español que admiraba, Domingo González, mejor conocido como Dominguín, decidió apodar al bebé con ese mote.

“Mi papá dijo: ‘Ahora sí tengo mi Dominguín’”, recuerda doña Lupita, quien llama así a su sobrino.
La historia de los padres de Gabriel es “romántica y precipitada”, confiesa el propio aspirante.
Doña Adelina de la Torre y don Gabriel Ricardo Quadri Boisier se conocieron en un puerto: Tampico. Ella pertenecía a una familia conservadora de Aguascalientes, católica y taurina, y él, un chileno naviero y aventurero de padres europeos (papá italiano y madre francesa). La pasión los llevó a casarse de inmediato y vivir en la misma colonia que los padres de doña Adelina, pero las diferencias culturales y profesionales a los pocos años terminarían por separarlos. Quadri Boisier regresaría a Chile y Adelina a la casa paterna.

Gabriel Quadri se mudó a los tres años al hogar de sus abuelos, en Santa María la Ribera. Era una casa de intelectuales; a la cabeza estaba Luis de la Torre Aguilar, un crítico taurino que publicaba en un diario de circulación nacional y firmaba con el seudónimo de El hombre que no cree en nada; además dominaba el inglés y francés, como la madre del candidato. “De mi abuelo heredé el talento para escribir”, siempre repite Gabriel. En tanto, los tres hermanos de su madre eran universitarios, poco usual para la época: un tío abogado, otro ingeniero y su tía Lupita pertenecía a ese escaso 17 por ciento de mujeres que asistía a la UNAM.

Desde que aprendió a leer con los estrictos padres Benedictinos (provenientes de Kansas City, Estados Unidos) del Colegio Tepeyac, enclavado en la colonia Lindavista, que tenían por lema “la letra con sangre entra”, don Luis de la Torre comenzó a comprarle fascículos de novelas a su nieto. Sin embargo, Gabriel jamás olvida cuando recibió un mensaje de la Embajada de Chile; le habían enviado un paquete desde Sudamérica.

“Mi abuela paterna me mandó tres libros enormes sobre la Guerra del Pacífico: Adiós al Séptimo de la Línea (éste es el que considera su primer libro). Me los entregó el propio embajador y me sentí muy emocionado”, sonríe. “Mi papá ya se había ido de México”. Esta serie bélica lo introduciría a la literatura de guerra de la que hoy es un amante, sobre todo de la Segunda Guerra Mundial.

La convivencia sólo con adultos en casa, asistir a un colegio religioso de puros varones y ser un lector desde temprana edad lo convirtió en un pequeño con mucha propiedad.

“Una vez le dije que no se enojara, y me contestó: ‘Los niños también tenemos derecho a enojarnos’”, comenta orgullosa la tía de Dominguín.

Además de la propiedad, lo recuerdan como un niño inteligente. Brilló el día de su primera comunión. Los benedictinos frente al altar le hicieron casi una tesis del catecismo, que consistía en pregunta-respuesta, y Gabriel contestó cada una sin titubear. Tan buena fue su desenvoltura en la iglesia, que los sacerdotes lo eligieron como acólito para que los ayudara a oficiar misa.

En la vida de Gabriel Quadri siempre ha habido una particularidad: sin que él lo pida, tutores o amigos lo han descubierto y elegido para varias competencias, como ahora que el presidente de Nueva Alianza, Luis Castro, le ofreció ser candidato a la Presidencia sin que él soñara ni pretendiera serlo hace apenas cuatro meses.

La primera vez que alguien lo envió a una competencia fue su abuelo; después, en un tono gringo y con lista en mano, un padre benedictino le dijo que sería un corredor de media distancia y su tío Luis lo introdujo al futbol y al bádminton.

Cuando era niño, con tal de que ganara su equipo de futbol, Necaxa, iba a la iglesia y comulgaba para enviarles su mejor energía; el futbol lo practicó hasta que su rodilla se lo permitió.

Sin dudar, por todo el buen historial que Quadri de la Torre tiene en competencias, sabe que aunque entró demasiado tarde a la contienda presidencial, dejará rastro en la historia política de México.

Con brillo propio

La palabra competencia ha estado presente en el candidato presidencial del Partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri de la Torre.

Cuando comenzaba a gatear, su abuelo materno lo inscribió en un concurso de belleza infantil, del cual resultó segundo lugar.

Siempre fue impulsado por su abuelo paterno Luis de la Torre Aguilar, de quien según el mismo candidato de Nueva Alianza, aprendió a leer.

Brilló el día de su primera comunión ante un difícil examen de los Padres Benedictinos y que Gabriel Quadri contestó sin titubear.

En la vida de Gabriel Quadri siempre ha habido una particularidad, sin que él lo pida, tutores o amigos lo han descubierto y elegido para varias competencias.

Apasionado del futbol y del equipo Necaxa, participó como corredor de media distancia, a solicitud de un sacerdote benedictino y gracias a su tío Luis también incursionó en el mundo del bádminton .
Mi abuela paterna me mandó (de Chile) tres libros enormes sobre la Guerra del Pacífico. Me los entregó el propio embajador y me sentí muy emocionado.” Gabriel Quadri de la Torre, candidato presidencial de Nueva Alianza

Claudia Solera

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