Hay que asegurar que las redes sociales, que ya forman parte de nuestro escenario político, contribuyan a nuestro avance en lugar de lastimarlo.
Las elecciones del pasado 1 de julio fueron una vigorosa expresión de la decisión personal de los más de 50 millones de mexicanos participantes, a pesar del incalculable ingrediente de compra-venta de votos que contaminó la limpieza del ejercicio.
El que los candidatos vencedores alcanzaran sus metas de campaña, no garantiza que salga ganando la nación que declaraban servir. Para que la patria avance resolviendo los naturales problemas de crecimiento económico y social, falta que los que la formamos sepamos y queramos aportar nuestros esfuerzos al bien común. Los políticos son accesorios.
En un sistema de libertades las decisiones del individuo estarán insustituiblemente en el centro de su propio desarrollo. Como componente de la sociedad que es tiene derecho a exigir que la autoridad lo apoye en la realización de sus metas personales, que sumadas a las de todos los demás conforma el éxito del todo. Las elecciones libres son necesarias como instrumento de coordinación social.
Actualmente se destaca el novedoso papel que las organizaciones civiles han querido jugar en el proceso electoral de 2012, a través de las redes ciudadanas formadas por la interconexión de ciudadanos que difunden sus opiniones personales sean o no coincidentes con las posiciones de partidos políticos, asociaciones, intereses de grupo o hasta de simples individuos pertinaces.
El número de conexiones que conforman el mundo de las mencionadas redes es millonario. A los individuos que las forman se añaden personalidades e instituciones procedentes de todos los campos imaginables, que buscan relacionarse como jamás lo habían podido hacer, con toda la sociedad nacional o mundial. La indiscriminación tanto de acceso como de destinatario es la médula de este fenómeno.
Instrumentos irresistiblemente atractivos para cientos de millones de personas por todo el mundo: los celulares, laptops y ahora evolucionados en tablets son artefactos que, partiendo de su servicio al mundo de la información y los negocios, inciden en muchos otros campos de la vida moderna. Su influencia es incontenible en todo género de relaciones sociales, económicas y familiares.
El nuevo horizonte de comunicación que se extiende por todo el mundo no sólo sirve para comunicar ideas. Las redes informáticas no sólo están afectando esquemas educativos, sino que en lo político ofrecen espacios a grupos que igual contribuyen o destruyen las bases de entendimiento para el desarrollo equilibrado de la sociedad.
Las recientes concentraciones en muchos países de cientos de miles de manifestantes en muchas capitales y ciudades se han dado con inusitada espontaneidad mediante convocatorias a través de internet. Sus efectos han sido determinantes para dar nuevos rumbos a las vidas nacionales de Egipto, Túnez y Libia.
La evolución de nuestra democracia ha llegado a una importante coyuntura, a la que concurre la acción de los mencionados nuevos grupos apoyados en las redes informáticas.
Las manifestaciones estudiantiles que recientemente aparecieron, ostentándose inicialmente como políticamente neutrales, son muy diferentes a las agrupaciones formales, como el ADESE, Consejo para la Democracia, Alianza Cívica y otros, que en años pasados impulsaron el desarrollo de las instituciones electorales como el IFE o el TRIFE con que hoy en día contamos. Gracias a ellas el voto emitido por la ciudadanía ya es minuciosamente contado.
La definición de la acción ciudadana, puesta al día frente a los retos que presenta la próxima administración presidencial, ha de modernizarse aprovechando los nuevos instrumentos que ofrecen las redes, pero impartiéndoles la organización y coherencia de las que hoy carece.
Hay que asegurar que las redes sociales, que ya forman parte de nuestro escenario político, contribuyan a nuestro avance en lugar de lastimarlo.
Julio Faesler
*Consultor
juliofelipefaesler@yahoo.com
2012-07-14 00:45:00
El que los candidatos vencedores alcanzaran sus metas de campaña, no garantiza que salga ganando la nación que declaraban servir. Para que la patria avance resolviendo los naturales problemas de crecimiento económico y social, falta que los que la formamos sepamos y queramos aportar nuestros esfuerzos al bien común. Los políticos son accesorios.
En un sistema de libertades las decisiones del individuo estarán insustituiblemente en el centro de su propio desarrollo. Como componente de la sociedad que es tiene derecho a exigir que la autoridad lo apoye en la realización de sus metas personales, que sumadas a las de todos los demás conforma el éxito del todo. Las elecciones libres son necesarias como instrumento de coordinación social.
Actualmente se destaca el novedoso papel que las organizaciones civiles han querido jugar en el proceso electoral de 2012, a través de las redes ciudadanas formadas por la interconexión de ciudadanos que difunden sus opiniones personales sean o no coincidentes con las posiciones de partidos políticos, asociaciones, intereses de grupo o hasta de simples individuos pertinaces.
El número de conexiones que conforman el mundo de las mencionadas redes es millonario. A los individuos que las forman se añaden personalidades e instituciones procedentes de todos los campos imaginables, que buscan relacionarse como jamás lo habían podido hacer, con toda la sociedad nacional o mundial. La indiscriminación tanto de acceso como de destinatario es la médula de este fenómeno.
Instrumentos irresistiblemente atractivos para cientos de millones de personas por todo el mundo: los celulares, laptops y ahora evolucionados en tablets son artefactos que, partiendo de su servicio al mundo de la información y los negocios, inciden en muchos otros campos de la vida moderna. Su influencia es incontenible en todo género de relaciones sociales, económicas y familiares.
El nuevo horizonte de comunicación que se extiende por todo el mundo no sólo sirve para comunicar ideas. Las redes informáticas no sólo están afectando esquemas educativos, sino que en lo político ofrecen espacios a grupos que igual contribuyen o destruyen las bases de entendimiento para el desarrollo equilibrado de la sociedad.
Las recientes concentraciones en muchos países de cientos de miles de manifestantes en muchas capitales y ciudades se han dado con inusitada espontaneidad mediante convocatorias a través de internet. Sus efectos han sido determinantes para dar nuevos rumbos a las vidas nacionales de Egipto, Túnez y Libia.
La evolución de nuestra democracia ha llegado a una importante coyuntura, a la que concurre la acción de los mencionados nuevos grupos apoyados en las redes informáticas.
Las manifestaciones estudiantiles que recientemente aparecieron, ostentándose inicialmente como políticamente neutrales, son muy diferentes a las agrupaciones formales, como el ADESE, Consejo para la Democracia, Alianza Cívica y otros, que en años pasados impulsaron el desarrollo de las instituciones electorales como el IFE o el TRIFE con que hoy en día contamos. Gracias a ellas el voto emitido por la ciudadanía ya es minuciosamente contado.
La definición de la acción ciudadana, puesta al día frente a los retos que presenta la próxima administración presidencial, ha de modernizarse aprovechando los nuevos instrumentos que ofrecen las redes, pero impartiéndoles la organización y coherencia de las que hoy carece.
Hay que asegurar que las redes sociales, que ya forman parte de nuestro escenario político, contribuyan a nuestro avance en lugar de lastimarlo.
Julio Faesler
*Consultor
juliofelipefaesler@yahoo.com
2012-07-14 00:45:00
Color Electoral
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